miércoles, 22 de octubre de 2008

Cómo dar una fiesta y no morir en el intento.


Aloha, amigos!

Se acerca Halloween, Noche de Difuntos, Nit d'Ànimes o como se llame en vuestro pueblo, un motivo tan bueno como cualquier otro para montar una fiestecilla en casa. Nuestro ávido lector JDM nos preguntaba hace poco qué hacer en estos casos, ya que no le apetecía estar toda la noche dale que te pego a la coctelera. Pues bien, JDM, seguramente la opción más cómoda es hacer un ponche de tamaño familiar y que cada uno se sirva. Hay un montón de recetas para ponches muy ricos como el Ponche Zombie o el Ponche Chief Lapu Lapu, y que no tienen nada (o sólo un poquito) que envidiar a los cócteles recién hechos.

Otra opción, si no sois demasiados, es hacer los cócteles uno a uno. Las claves para no trabajar demasiado y no hacer esperar a los invitados más de la cuenta son las siguientes:

- Por un lado, escoger bien las recetas. No ofrezcáis el Zombie de 1934 u otra receta Don-style que os haga medir 3/4 oz de falernum o 6 gotas de Pernod. Poned recetas con medidas redondas y fáciles de medir, como un Coconaut o un TV's Grog.

- Ofreced bebidas de grupo. Un Scorpion o un Kava Bowl satisfacen a 4 invitados y cuesta lo mismo que hacer un cóctel individual. Además, el efecto de beber tres o cuatro de una sola bebida con pajitas enormes suele ser muy complaciente.

- Haceos vuestras propias pre-mezclas. Si os da por hacer Mai Tais, algo obligado, no os pongáis a medir 1/4 oz de orgeat, sino que llenáis una botella de 1 parte de sirope simple, 1 parte de orgeat, 2 de curaçao y ya tenéis el mix listo. Simplemente añadir una onza del mejunje a dos de ron y otra de lima y ya lo tenemos.

- Haced uso de El Increíble Truquillo de los Mai Tais Clónicos.

- Enseñad a vuestro amigo o amiga más formal y responsable a decorar los cócteles. Os quitará mucho estrés.

- Enseñad a vuestro amigo o amiga más borracho/a a hacerse sus propios cócteles. Os dejará tranquilos el resto de la noche y os echará una mano con los demás. Os lo digo en serio.

Y en fin, espero que estos consejos os sean útiles a la hora de montar vuestros guateques. Y por favor, si alguno de vosotros tiene algún consejo más, como siempre es bienvenido.

Okole Maluna,

Mr. I.

Ponche Zombie

Aloha!

Hace unos meses os hablábamos del cóctel favorito de mucha gente, entre otros mi amigo Eloi, que desde que lo probó no para de darme la vara, y también de Beachbum Berry, habitual de este blog y personaje con un cierto criterio en estos temas: el Zombie.

Visto que Halloween está a la vuelta de la esquina y que me toca organizar cierto evento, qué ponche es el más terrorífico? El Zombie Punch del Trader Vic's Book of Food & Drink de 1946. No es ni por asomo de un sabor tan complejo como el Zombie de Don the Beachcomber, pero hace el apaño. Entonces, necesitamos:

- 750 ml ron oscuro jamaicano Myers's
- 1,5 l ron blanco cubano
- 375 ml Demerara 151
- 750 ml curaçao
- 1,5 l zumo limón
- 1,5 l zumo naranja
- 500 ml granadina (Monin, nunca Rives!!!)
- 1 oz Pernod

Todo esto en una ponchera enorme, mucho hielo y para adentro. Según la receta, hay para 30 bebidas, pero a mí me parece poco, qué queréis que os diga.

En fin, que vaya bien la fiesta,

Mr. I.

Ponche Chief Lapu Lapu


Aloha!

Aquí tenéis una idea para un ponche. Chief Lapu Lapu es un cóctel en honor al jefe filipino del mismo nombre, que en 1521, cuando Magallanes se paseaba por ahí sometiendo a los filipinos, se negaba a pagar tributo al Rey de España y convertirse al cristianismo. Magallanes fue con la idea de castigar a Lapu Lapu para dar ejemplo, pero le salió el tiro por la culata, ya que las tropas españolas fueron derrotadas y Magallanes asesinado en la batalla. Las fuentes más románticas dicen que fue el propio Lapu Lapu el que mató a Magallanes, aunque esto es bastante improbable.

Volviendo a lo que nos toca, vamos con la receta. Aquí la mostraremos escalada para un ponche, ya que es una receta muy rica al gusto del grueso de público de una fiesta (no todos tienen porqué estar acostumbrados a tomar cócteles) y al mismo tiempo tiene un sabor complejo para los de paladar más finolis, como nosotros. Vamos allá:

- 3 l zumo de naranja
- 3 l sour mix
- 1 l sirope de maracuyá
- 1,5 l ron oscuro jamaicano
- 1,5 l ron blanco cubano

Lo mezcláis todo en una ponchera, echáis una bolsa de hielo y hala, fiesta!

Mr. I.

NOTA: Con estas cantidades se obtienen unas 30 bebidas. Si vuestra fiesta es mínimamente animada, tenéis para poco rato. Multiplicad las cantidades las veces que sea necesario. Si queréis montaros una fiesta para vosotros solos, sustituid un litro por una onza y tendréis la receta original para un solo cocktail.

En Harrods venden productos caducaos.



Hola amigos.

En nuestra reciente visita a la capital británica, una de las visitas tipo guiri que hicimos fue, cómo no, a Harrods.

Harrods es, por si no habéis estado, de un hortera y un pretencioso que tumba. Olvidaos del Corte Inglés o cualquier otra cosa similar que podáis encontrar en este país, Harrods es mucho más de todo. Y el foodhall es la mar de portaventuresque (toma expresión que me acabo de sacar de la manga). Tiene aspecto así como de mercado "bonito" pero en plan lujo asiático.



Bueno, pues allí estábamos Lady Eve y un servidor de ustedes, cuando nos dio por ir a la wineshop and cellar, a ver qué tenían por ahí. No encontramos gran cosa, pero tenían orgeat de una marca que no había probado, Lejay-Lagoute, y decidí llevármela, a pesar de llevar la maleta a reventar.

Y en fin, ya de vuelta en casa, desempaquetando el equipaje, observé extrañadísimo que la fecha de caducidad era hacía dos meses. No puede ser, no será fecha de envasado o algo así? No, no, fecha de caducidad. Es decir, que en Harrods, la panacea del lujo del suegro de Lady Di, me vendieron un producto caducado. Lady Eve y yo nos quedamos mirando y nos cogió un ataque de risa bastante divertido.


El caso es que escribí un mensaje a Harrods quejándome de la situación y diciéndoles que me parecía una vergüenza que precisamente ellos vendan outdated products. Pues bien, todavía estoy esperando respuesta, y de esto hace ya un mes. Me da igual la botella, total, todos sabemos que lo de las fechas de caducidad es una convención y ese sirope está perfectamente consumible, y por supuesto que lo voy a usar, pero que no se hagan cargo me molesta un poquito. No mucho, pero un poquito sí.

Así que aprovecho este medio para ejercer mi derecho a pataleta y advertíos de a qué os arriesgáis si compráis en Harrods.

Aloha,

Mr. I.

jueves, 9 de octubre de 2008

Tiki Trip a Londres 2. Episodio 1: Mahiki

Aloha amigos.

Nuestras visitas constantes a la capital del Reino Unido y su riqueza tiki nos hacen poner a las entradas títulos tan rocambolescos y poco prácticos como el de esta entrada, pero vosotros quedaos con lo de Mahiki.

El año pasado ya os explicamos que intentamos entrar al local de moda entre el famoseo y la realeza británicos, pero no tuvimos éxito en nuestra empresa. Este año, en nuestro empecinamiento, lo hicimos de manera más formal, con reserva y todo eso. Nos lavamos y nos pusimos elegantes y para allá que fuimos. Esta vez no había porteros ni nada, exceptuando a los dos espectaculares tikis island style que flanquean la puerta. Lo que encontramos era una entrada espectacular, con una lámpara hecha de boyas de pesca en una red la mar de bonica.


El Mahiki tiene dos ambientes diferenciados. En la primera planta (hacia abajo) está el Lanai Lounge. Son dos salas muy espaciosas y profusamente decoradas con tikis, bambú a tutiplén, vegetación frondosa, iluminación perfecta y unos muebles de lujo. En cada butaca parecía que iba a aparecer Sylvia Kristel entre plantas y cócteles. El diseño del local es obra del estudio londinense CheekyTiki.


En la sala inferior está la Aloha Party Room, que como su nombre indica, es el sitio donde los y las jóvenes británicos se sueltan la melena y otras cosas. La decoración es similar a la de la sala superior, pero despejadito para poder bailar bien agusto. Amigos, en este viaje otra cosa que hemos descubierto es que en un bar tiki se puede bailar. Ya hablaremos, ya.


Bueno, una vez nos decidimos por una mesa (acababan de abrir y el local estaba prácticamente vacío) llegó la hora de pedir nuestros cócteles. Lo cierto es que habíamos hecho los deberes y nos habíamos informado previamente de qué hay que pedirse ahí: Coconut Grenade para Lady Eve y Ultimate Mai Tai pour moi. Nuestro bartender aplaudió la elección y se puso manos a la obra.


Amigos, los cócteles del Mahiki no son ninguna tontería, estos tipos se toman este tema muy en serio. Por supuesto que os podéis tomar un Mai Tai, pero eso ya lo hacéis en casa. Lo que tenéis que hacer aquí es pediros una de estas bebidas complicadísimas de hacer. Para que os hagáis una idea, el Coconut Grenade viene dentro de un coco de verdad. No es tan sencillo como abrir un coco y echar el cóctel dentro, sino más bien hacerle un pequeño agujero, sacar el agua, mezclarlo con el resto de los ingredientes, volver a llenarlo y guardarlo en el congelador. O el Ultimate Mai Tai, que se hace con piña asada con pisco y servido con piña flambeada. Ya os pasaremos la receta, ya.


Y bueno, nos pedimos eso porque íbamos nosotros dos solos y no tenemos muchos posibles, pero si echáis un vistazo a la carta de cócteles veréis cosas difíciles de imaginar como el Bikini Blast, servido en una sandía entera, el Rio Popsicle, que viene a ser un burmarflás sabor caipirinha, el Neptune's Bounty, en una escafandra de buzo, o el increíblemente caro Armada Treasure Chest, cóctel de champagne Louis Roederer Cristal servido en un cofre con incrustaciones de oro de 24K, al módico precio de 650 libras. Eso no es dinero.


Papa Jules, el bar manager (anteriormente dirigía el Trailer Happiness), se sentó un rato con nosotros y nos dio a probar los rones de Barbados que ha diseñado para Mahiki. Un tipo bastante simpático, contento de hablar con personas interesadas en algo más que el lujo y el glamour que, sin haber cumplido los dos años, envuelve al local que dirige.


En fin, amigos, sabéis que teníamos cierta reticencia respecto a este bar, pero lo cierto es que nos trataron estupendamente, todo el mundo era la mar de simpático y había muy buen rollo entre el personal. Especialmente un barman con aspecto de samoano que nos invitaba a una fiesta por la noche mientras nos decía que iba a ser crazy al tiempo que hacía gesto de quitarse la ropa. No sabemos si se refería a escenas como la de la imagen inferior, pero en todo caso no podíamos ir porque habíamos quedado con Karim en el Trader Vic's.



Buenas noches a todos y todas, vamos a dormir que ya es hora.

Mr. I.