jueves, 18 de marzo de 2010

De Benidorm a Tahiti


Javier Cejas es un tipo curioso. Lleva la cabeza rapada, gafas de sol (incluso de noche dentro del Negroni, donde hacemos esta entrevista. Además se ha ido la luz porque están de obras en la calle y estamos a oscuras), tiene un diente de oro y su imagen de perfil en facebook es una foto del Fary en fardahuevos al borde de una piscina. Además regenta el Negroni, según Time Out la mejor coctelería de Barcelona, con lo que cuando se puso en contacto con nosotros para que le echáramos una mano con el lado tiki de su nuevo bar, casi nos da un soponcio.

El nuevo local ocupa el espacio donde antes estaba el Benidorm, un lugar de referencia entre la modernura barcelonesa de hace unos años. Don Cejas decidió viajar de Benidorm a un lugar mucho más exótico: Tahiti. Pero lo mejor es que nos lo explique él mismo.



Señor Don Cejas, ¿Por qué te vas de Benidorm a Tahití, por qué abres un bar nuevo?

Principalmente por el cambio que experimenta uno personalmente. Era un bar que abrí cuando tenía 29 años, y ahora tengo 40. Estaba enfocado a un público de veintitantos, y mientras uno va creciendo ve que el público sigue teniendo la misma edad. Yo llego a mi propio bar y me siento desplazado, mucha gente no me conoce, no tengo ninguna relación con el ambiente y no te sientes identificado con tu proyecto, entonces llega un momento de cambio personal, para sentirme a gusto con mi trabajo y mi experiencia.

¿Y cómo es el Don Cejas de 40 años, cómo es el Tahiti?

Pues es más tranquilo, más experimentado, huye de aquel ambiente tan ruidoso, aprecia más la calidad del servicio, los sabores, es muy diferente. Y a nivel de ambiente, siempre me ha gustado mucho lo retro, especialmente los años 50, principios de los 60, la moda, la música, el cine, me gustan mucho las películas y las series ambientadas en esa época, como por ejemplo Mad Men. En esa serie el argumento da un poco igual, porque es todo tan bonito, la ropa, los interiores, las relaciones interpersonales, las costumbres... Es lo que pasa cuando te gustaría haber vivido otra época, cuando no te sientes a gusto en la tuya.


¿Qué parte exótica va a tener el Tahiti?

Será una coctelería clásica, y además especializada en cócteles tiki. La decoración no va a ser la típica del bambú y las sillas de mimbre, eso lo veo un poco setentero. Cuando uno piensa en los años 50 no visualiza eso, aunque en América fuera así, aquí llegó más tarde. El concepto que tenemos de los 50 es algo elegante, clásico.

De todos modos, el concepto del Tahití no tiene mucho que ver con el del Negroni...

Tiene que ver un poco en las formas, aunque el ambiente, por la decoración y la música, será más desenfadado. Pero sí tiene una relación en el fondo, habrá una buena calidad en las bebidas y en el servicio.


Ya sé que esto es un poco como preguntarte a quién quieres más, si a papá o a mamá, pero de tus dos coctelerías, ¿con cuál te quedas?

Bueno, ahora estoy muy emocionado con el Tahiti, estoy inmerso de lleno en el proyecto, es como tener una novia nueva, pero el Negroni es como la novia de toda la vida. Cada uno es diferente, no sé contestarte...

¿Y a estas alturas porqué te da por abrir un local medio exótico?

Bueno, pues principalmente por mi amor por lo retro, del que hemos hablado antes. A nivel personal me apetece mucho tener un local así. Por otro lado está la visión del empresario. Tengo la intuición de que los 50 están muy vigentes y creo que va a funcionar muy bien.

Explícanos un poco tus primeras experiencias con el tiki...

Bueno, tengo dos experiencias, una de niño y otra de adolescente. De niño los miraba por fuera un poco atemorizado y preguntándome qué habría allí dentro, detrás de esas cañas... Luego ya de adolescente das el paso de decir "ya sé lo que hay, pero igualmente vamos a verlo". Y lo ves y, bueno... (risas) es todo muy de mentira, bebidas muy dulzonas, que en el momento te gustan, lo que buscas es emborracharte, pero con el tiempo te acuerdas del sabor y no te apetece mucho volver a probar...


Ya que hablamos de la calidad de las bebidas, en Barcelona hay algunas coctelerías serias, como el Negroni, y luego hay las típicas "coctelerías" de Gràcia, (por decir un barrio, no se me ofendan els graciencs) con una pizarra en la puerta que pone "mojito, margarita, caipiriña 5 euros". Tú te vas al otro extremo y decides recuperar recetas que yo diría que en España nunca se han hecho, como son la mayoría de recetas originales exóticas. ¿Cómo te da por ahí?

Se trata de buscar la calidad pero con un tipo de recetas que siempre han estado en desprestigio aquí. Los cócteles tiki no son como los conocemos, porque en su origen sí eran recetas de calidad, pero eso aquí nunca llegó, y creo que merece la pena probarlas tal y como eran. Quiero preparar las copas tiki como hay que hacerlo, demostrar que no son lo que se se ofrece habitualmente.

(Aquí omito una conversación sobre aspectos oscuros de los antiguos Trader Vic's de Marbella y Estepona)

¿Qué ambiente buscas para el Tahiti?


La ambientación será clásica americana de mitad de siglo, muy cuidado. Al mismo tiempo, el carácter exótico no vendrá dado por el bambú, sino por algunos toques más puntuales, como algunas fotos, algunos tiki mugs por ahí colocados, que te den una pista del tipo de cócteles que te puedes tomar, pero no una decoración muy ostentosa. La música será también la que corresponde a la época, rock'n'roll, soul, incluso surf... será una selección muy cuidada.

Recomiéndanos un bar que no sea tuyo.

Salgo poco, porque siempre que lo hago voy a uno de mis bares, me siento más a gusto. Cuando estás en el negocio no disfrutas tanto de salir por bares, siempre te estás fijando en todo, a ver cómo hacen las cosas... pero donde mejor me encuentro es en el Boadas. Es una coctelería clásica pero no hay un ambiente tan estirado como en otros locales como el Dry Martini. En el Boadas te encuentras tanto al veinteañero que empieza a descubrir la coctelería como al señor de 70 años, o un grupo de guiris. Conviven varias generaciones y no chocan, y conseguir eso en un bar es muy difícil. Cuando entras a un bar siempre ves un tipo de público muy determinado, no es fácil conseguir que nadie se sienta desplazado. También me gustan los bares de barrio de toda la vida, tienen un ambiente muy interesante.


Además de buenos cócteles y un ambiente agradable, ¿porqué va a ir la gente al Tahiti?

Haré que la gente se sienta a gusto. Me gustaría también organizar algunos eventos puntuales como fiestas temáticas, por ejemplo una de música surf, o una sobre un cóctel en concreto... haremos fiestas para atraer al público, queremos que haya actividad y dinamismo. Bueno, eso lo elige el público, ¿no?

Pues nada, mañana viernes 19 de marzo es la inauguración del nuevo bar, con el que desde este blog estamos muy ilusionados e implicados a tope. Estáis todos invitados. En bar está en la calle Joaquim Costa, 36, en el corazón del Raval de Barcelona. Allí estaremos a partir de las 7, venid con vuestras mejores galas y con ganas de tomar una copa y pasar un buen rato.

Nuestro papel en el invento ha sido la selección de los cocktails tiki. Hemos escogido las recetas que consideraríamos imprescindibles en un bar tiki y las hemos adaptado a la oferta de productos que tenemos por aquí. Os recomiendo que toméis el cóctel de la casa, el Tahiti. He tenido el enorme placer y privilegio de formular la receta, luego os la cuelgo!

Okole Maluna,

Mr. I.

NOTA: Nos ha sido imposible hacer unas fotos para ilustrar la entrevista, prometemos hacerlo durante la semana que viene.

Tahiti



Iaorana!

El Tahiti es el nuevo bar molongui de Barcelona, para el que hemos tenido el placer de hacer de tiki consultants y además, de elaborar la receta del cocktail de la casa.

La premisa era hacer un cocktail fresco, no demasiado fuerte, que se corresponda con lo que más o menos todos tenemos en la cabeza cuando hablamos de una bebida tropical. De todos modos, tiene una buena base de ron (cómo no) y un contrapunto ácido y amargo que equilibra el conjunto y le da algunas capas de sabor.

— Menos rollo, Ivan, pon ya la receta — Vale, vale:

1 oz. ron dorado de Martinica
1 oz. ron oscuro de Jamaica
1 oz. zumo de lima
2 oz. zumo (no sirope) de maracuyá
1/2 oz zumo de pomelo
1/2 oz orgeat
1 golpe de Pernod

Agitar bien en la coctelera con hielo y servir en vaso collins o pilsner. Decorar con una guinda, una rodaja de lima y una flor fresca.

Manuia!!!

domingo, 7 de marzo de 2010

Cèrvoles Grog en el blog de Beachbum Berry

Aloha!

Hace casi un año os publiqué una recetita que hice para una fiesta, el Cèrvoles Grog. Pues bien, Beachbum Berry ha tenido a bien publicarla en un post en su blog dedicado a tres recetas europeas basadas en ron. Esto, como os podéis imaginar, hace que se me haga el ojete pesicola, perdón por la expresión soez.


Los otros dos afortunados son Erik Lorincz, del Connaught Bar, una coctelería de Londres en el distrito de Mayfair (es decir, high class) con un cóctel llamado Malecon, y Piotr «P.J.» Kuzmicki, del no menos pijo Cocktails at Nine, de Amberes, con su Piñappleton. El hecho de que se me coloque al mismo nivel que estos dos maestros de la coctelería, a mí que mis recetas salen no de un bar carísimo, sino de nuestra cocina de dos metros cuadrados (literalmente) me hace estar todavía más perplejo.

Así que desde aquí Mahalo Nui Loa, Jeff, por publicar la receta. Voy a tomarme un par de Cèrvoles Grogs y tres o cuatro Malecones y Piñappletons para celebrarlo, así podré dormir seguro.

Mr. I.