martes, 10 de noviembre de 2009
TROCHUT+APPARATU Vol. 1
El diseñador Alex Trochut y el estudio del ceramista Xavier Mañosa, Apparatu, se han unido de forma espontánea para crear una serie de colecciones de lo más inusuales.
Flotadores de cerámica con motivos inspirados en los despojos más extraños y desagradables provinentes del mar, otros con temáticas de cocktails de diferentes partes del mundo, y jarrones inspirados en las chaquetas más feas del planeta jamás diseñadas.
Trochut+Apparatu Vol.1 recoge una pequeña muestra de cada uno de los artistas y las colecciones que han creado conjuntamente.
Pues eso, que el amiguete Alex, junto a Xavier Mañosa, inaugura una expo este jueves (12 de noviembre) de piezas de cerámica decoradas con varios motivos. Uno de los temas son los cocktails, y me siento orgulloso partícipe del invento, ya que Alex me adoptó como asesor en esta materia. Uno de ellos, que podéis ver en la foto, está dedicado a los clásicos tiki. De izquierda a derecha: Mai Tai, Zombie, Scorpion Bowl, Fog Cutter y Navy Grog.
La cosa es que sin ser docto en el tema, Alex ha conseguido una ilustración de la cual cada detalle haría palidecer a muchos de esos "artistas tiki" que corren por ahí. A mi me deja ojiplático. Para que os hagáis una idea, os pongo un detalle.
Pues eso, que si os animáis, allí estaremos, en Otras Cosas de Villarrosàs a eso de las 8. Más info en la web de Otras cosas de Villarrosàs.
Mahalo,
Mr. I.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Tiki Trip: Berlin
Aloha amigos!
Seguimos al pie del cañón. Aprovecho esta señalada efemérides, el vigésimo aniversario de la caída del Muro, para relataros lo que fue nuestro reciente viaje a Berlín.
La capital germana es un buen destino para los tiki aficionados, pero lo era mucho más hace como un año. El pasado reciente del tiki en Berlín era rico, con su Trader Vic's y todo, como podéis ver arriba en la foto de mi amiguete Víctor, aunque cerró esta primavera en el reciclaje de locales que está haciendo Trader Vic's este año.
De todos modos, el mayor chasco nos lo llevamos con el Tiki Brett, el local que podéis ver en la foto de justo encima. Tiki Brett abrió en 2008, con parte de la decoración del también desaparecido Tabou Tiki Room, una leyenda local. Bueno, el caso es que en una fría y húmeda noche, caminamos dando vueltas hasta dar con la esquina del Classic Tattoo, estudio de tatuajes bajo el cual presuntamente se encontraba el bar. Después de buscar algún rótulo que me diera pistas, bajé unas escalericas que daban a un bareto de rocanrol, bastante guapo pero cero tiki, donde había dos tipos tatuados hasta las uñas que me explicaron que el Tiki Brett había cerrado un mes antes. Vaya por dios. Intentamos ir a cenar al White Trash Fast Food, también sin éxito porque estaba a tope, y acabamos por casualidad pero con mucha fortuna en la pizzeria punk I Due Forni. Unas pizzas increíbles en un ambiente digamos animado, lo más fácil es acabar compartiendo mesa con alguien.
Bueno, vamos con los sitios que sí están abiertos. Nada más llegar a la ciudad fuimos al Tiki Heart, en el distrito de Kreuzberg. Arriba bar-restaurante tiki, abajo tienda de chuminadas, al lado el Wild at Heart, garito de rocanrol. Subimos las escaleritas y entramos al local, divisando una estupenda mesa al fondo donde por primera vez nos sentamos en Berlin. la decoración del local es bastante profusa, con tikis enormes, y objetos chulos, pero le falta un poco de alma. Creo que tiene algo que ver con la pintura verde en la pared en lugar de recubrirla de bambú o tapa.
Después de mirar la carta, pedimos unos nachos más o menos decentes y unas hamburguesas bastante buenas (la mía era Lemmy style) que venían acompañadas de unas patatas asadas con las que se nos saltaron las lágrimas, porque estaban muy buenas, pero también porque quemaban.
Después de reposar la cena llegó la ronda de cocktails. La carta mezlaba clásicos tiki con tropicales en plan mojito-caipirinha. Pedimos unos Mai Tais, un Mojito y un Singapore Sling. El Mai Tai, que es la prueba del nivel de un bar, era Island Style, esto es, con zumo de piña y ron oscuro flotando. Esto no es necesariamente malo. El problema es que no tenía hielo. Así es, amigos, preparaban el cocktail con hielo, lo agitaban, pero luego lo colaban en un vaso enorme sin añadir el hielo. El sabor era bueno, equilibrado, pero a partir del tercer trago estaba calentico. Eso no, hombre. Con el Sling pasaba lo mismo. Por lo menos el mojito sí tenía algo de hielo.
Cerca del Tiki Heart está el Aloha Luau Lounge, probablemente el tiki bar más pequeño del mundo. Se ubica en la trastienda de la Galerie Knoth und Krüger, y abre jueves, viernes y sábados a las 20:00 h. El Aloha Luau es por una parte muy agradable, ya que es muy pequeño, con música exotica, algo no muy común actualmente, y los cócteles que ponen son las recetas originales de Trader Vic's y Don the Beachcomber. Es como el bar que nos montaríamos en una habitación vacía de casa.
Lo malo del Aloha Luau es que se puede fumar, cosa poco habitual en Berlín, y al ser tan pequeño, con una ventilación nula y estar a tope de gente, el ambiente es muy denso. No pude ni hacer una foto en condiciones ni hablar con el dueño, por eso pongo esta foto que he encontrado por ahí. Lo cierto es que refleja bastante bien la sensación que se tiene en el bar.
Rock-a-Tiki es la tienda de Martin, donde podéis comprar camisas aloha vintage, vinilos ocortaros el pelo. Martin además es un enamorado de España y es fácil verlo por los festivales de rocanroleo de por aquí, vendiendo o pinchando. Vale la pena una visita.
Aloha-Berlin es una tienda de cosas guays como frisbees, hula hoops y bicis cruiser con estética tiki. Sólo por ver las bicis vale la pena. Al ladito, en el Mauerpark, los domingos hay un mercado de trastos donde quién sabe lo que podéis encontrar, amigos. Yo por dos euritos me llevé una bandeja de bambú por lo menos de los 60 bastante digna.
En fin, como os he dicho para nuestro tiki trip hemos llegado unos meses tarde. Pero Berlín es una ciudad increíble, está en un momento muy bueno para visitar porque no está explotada turísticamente, el ambiente es muy libre y el consumo es muy barato. Pero hace bastante frío, mejor esperaos a la primavera, a riesgo de que cierren algún otro bar.
Aloha,
Mr. I.
Seguimos al pie del cañón. Aprovecho esta señalada efemérides, el vigésimo aniversario de la caída del Muro, para relataros lo que fue nuestro reciente viaje a Berlín.
La capital germana es un buen destino para los tiki aficionados, pero lo era mucho más hace como un año. El pasado reciente del tiki en Berlín era rico, con su Trader Vic's y todo, como podéis ver arriba en la foto de mi amiguete Víctor, aunque cerró esta primavera en el reciclaje de locales que está haciendo Trader Vic's este año.
De todos modos, el mayor chasco nos lo llevamos con el Tiki Brett, el local que podéis ver en la foto de justo encima. Tiki Brett abrió en 2008, con parte de la decoración del también desaparecido Tabou Tiki Room, una leyenda local. Bueno, el caso es que en una fría y húmeda noche, caminamos dando vueltas hasta dar con la esquina del Classic Tattoo, estudio de tatuajes bajo el cual presuntamente se encontraba el bar. Después de buscar algún rótulo que me diera pistas, bajé unas escalericas que daban a un bareto de rocanrol, bastante guapo pero cero tiki, donde había dos tipos tatuados hasta las uñas que me explicaron que el Tiki Brett había cerrado un mes antes. Vaya por dios. Intentamos ir a cenar al White Trash Fast Food, también sin éxito porque estaba a tope, y acabamos por casualidad pero con mucha fortuna en la pizzeria punk I Due Forni. Unas pizzas increíbles en un ambiente digamos animado, lo más fácil es acabar compartiendo mesa con alguien.
Bueno, vamos con los sitios que sí están abiertos. Nada más llegar a la ciudad fuimos al Tiki Heart, en el distrito de Kreuzberg. Arriba bar-restaurante tiki, abajo tienda de chuminadas, al lado el Wild at Heart, garito de rocanrol. Subimos las escaleritas y entramos al local, divisando una estupenda mesa al fondo donde por primera vez nos sentamos en Berlin. la decoración del local es bastante profusa, con tikis enormes, y objetos chulos, pero le falta un poco de alma. Creo que tiene algo que ver con la pintura verde en la pared en lugar de recubrirla de bambú o tapa.
Después de mirar la carta, pedimos unos nachos más o menos decentes y unas hamburguesas bastante buenas (la mía era Lemmy style) que venían acompañadas de unas patatas asadas con las que se nos saltaron las lágrimas, porque estaban muy buenas, pero también porque quemaban.
Después de reposar la cena llegó la ronda de cocktails. La carta mezlaba clásicos tiki con tropicales en plan mojito-caipirinha. Pedimos unos Mai Tais, un Mojito y un Singapore Sling. El Mai Tai, que es la prueba del nivel de un bar, era Island Style, esto es, con zumo de piña y ron oscuro flotando. Esto no es necesariamente malo. El problema es que no tenía hielo. Así es, amigos, preparaban el cocktail con hielo, lo agitaban, pero luego lo colaban en un vaso enorme sin añadir el hielo. El sabor era bueno, equilibrado, pero a partir del tercer trago estaba calentico. Eso no, hombre. Con el Sling pasaba lo mismo. Por lo menos el mojito sí tenía algo de hielo.
Cerca del Tiki Heart está el Aloha Luau Lounge, probablemente el tiki bar más pequeño del mundo. Se ubica en la trastienda de la Galerie Knoth und Krüger, y abre jueves, viernes y sábados a las 20:00 h. El Aloha Luau es por una parte muy agradable, ya que es muy pequeño, con música exotica, algo no muy común actualmente, y los cócteles que ponen son las recetas originales de Trader Vic's y Don the Beachcomber. Es como el bar que nos montaríamos en una habitación vacía de casa.
Lo malo del Aloha Luau es que se puede fumar, cosa poco habitual en Berlín, y al ser tan pequeño, con una ventilación nula y estar a tope de gente, el ambiente es muy denso. No pude ni hacer una foto en condiciones ni hablar con el dueño, por eso pongo esta foto que he encontrado por ahí. Lo cierto es que refleja bastante bien la sensación que se tiene en el bar.
Rock-a-Tiki es la tienda de Martin, donde podéis comprar camisas aloha vintage, vinilos ocortaros el pelo. Martin además es un enamorado de España y es fácil verlo por los festivales de rocanroleo de por aquí, vendiendo o pinchando. Vale la pena una visita.
Aloha-Berlin es una tienda de cosas guays como frisbees, hula hoops y bicis cruiser con estética tiki. Sólo por ver las bicis vale la pena. Al ladito, en el Mauerpark, los domingos hay un mercado de trastos donde quién sabe lo que podéis encontrar, amigos. Yo por dos euritos me llevé una bandeja de bambú por lo menos de los 60 bastante digna.
En fin, como os he dicho para nuestro tiki trip hemos llegado unos meses tarde. Pero Berlín es una ciudad increíble, está en un momento muy bueno para visitar porque no está explotada turísticamente, el ambiente es muy libre y el consumo es muy barato. Pero hace bastante frío, mejor esperaos a la primavera, a riesgo de que cierren algún otro bar.
Aloha,
Mr. I.
domingo, 4 de octubre de 2009
El Aprendiz de restaurador tiki
Aloha, amiguetes.
No sé si estáis al tanto de los últimos realities que nos brindan las teles progres españolas. Lejos de la apatía del Gran Hermano (programa que por otra parte hizo mucho por la popularización de las camisas hawaianas en sus inicios), Cuatro y La Sexta emiten concursos donde los participantes embarcan en aventuras por Asia, buscan pareja desde su origen rural o intentan convertirse en tiburones de las finanzas.
Este último caso, El Aprendiz, es el que nos ocupa hoy. Es un formato importado de Estados Unidos. La cosa es que hay dos equipos (hombres contra mujeres, toma ya), con los nombres de Crash.es para ellas y Stamina para ellos. Empezamos mal, parece ser que el naming no es lo suyo. El maestro del cotarro, Lluís Bassat, les pone pruebas para que los participantes demuestren sus habilidades como generadores de pasta y de paso saquen a relucir sus aptitudes más cínicas. Pero no empiezan amasando enormes cantidades de capital, sino por empresas mucho más humildes. Por ejemplo, la primera prueba consistía en vender aceitunas en el mercado y por la calle.
Y en este segundo programa se les plantea un reto bastante más complejo. Se trata de explotar un bar de barrio, pero conviertiéndolo en un restaurante temático. El equipo masculino, Stamina, adopta como tema México. Pero las féminas, Crash.es, se meten en el berenjenal de llevar adelante un restaurante hawaiano. Las imágenes del vídeo promocional prometen mucho, con esa hula girl rubia con falda de rafia/plástico y su joven compañera emprendedora vestida de capitana sepsi promocionando su imperio por las calles del pueblo con una pancarta de cartulina. Enseñar muslamen siempre funciona. Aunque no sé, llamadme prejuicioso, pero me temo que estas chicas no son precisamente las nietas de Trader Vic's.
Veamos a ver cómo estas chicas afrontan el tema. Así que amigos, sentémonos delante de la tele y disfrutemos del show, esta noche a las 22.15 en La Sexta.
Mr. I.
No sé si estáis al tanto de los últimos realities que nos brindan las teles progres españolas. Lejos de la apatía del Gran Hermano (programa que por otra parte hizo mucho por la popularización de las camisas hawaianas en sus inicios), Cuatro y La Sexta emiten concursos donde los participantes embarcan en aventuras por Asia, buscan pareja desde su origen rural o intentan convertirse en tiburones de las finanzas.
Este último caso, El Aprendiz, es el que nos ocupa hoy. Es un formato importado de Estados Unidos. La cosa es que hay dos equipos (hombres contra mujeres, toma ya), con los nombres de Crash.es para ellas y Stamina para ellos. Empezamos mal, parece ser que el naming no es lo suyo. El maestro del cotarro, Lluís Bassat, les pone pruebas para que los participantes demuestren sus habilidades como generadores de pasta y de paso saquen a relucir sus aptitudes más cínicas. Pero no empiezan amasando enormes cantidades de capital, sino por empresas mucho más humildes. Por ejemplo, la primera prueba consistía en vender aceitunas en el mercado y por la calle.
Y en este segundo programa se les plantea un reto bastante más complejo. Se trata de explotar un bar de barrio, pero conviertiéndolo en un restaurante temático. El equipo masculino, Stamina, adopta como tema México. Pero las féminas, Crash.es, se meten en el berenjenal de llevar adelante un restaurante hawaiano. Las imágenes del vídeo promocional prometen mucho, con esa hula girl rubia con falda de rafia/plástico y su joven compañera emprendedora vestida de capitana sepsi promocionando su imperio por las calles del pueblo con una pancarta de cartulina. Enseñar muslamen siempre funciona. Aunque no sé, llamadme prejuicioso, pero me temo que estas chicas no son precisamente las nietas de Trader Vic's.
Veamos a ver cómo estas chicas afrontan el tema. Así que amigos, sentémonos delante de la tele y disfrutemos del show, esta noche a las 22.15 en La Sexta.
Mr. I.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Surforama 2009 Madrid
Aloha!
De nuevo, el Surforama de otoño en Madrid. No os voy a soltar mucho rollo porque ya está todo muy bien explicadito en su web y en el blog de Mik Baro, con quien he tenido el placer de colaborar de nuevo en el diseño del cartel, haciéndole unas letricas bien guapas a pincel.
Pues nada, a ver si nos vemos por ahí.
Reverb al 11!!!
Mr. I.
De nuevo, el Surforama de otoño en Madrid. No os voy a soltar mucho rollo porque ya está todo muy bien explicadito en su web y en el blog de Mik Baro, con quien he tenido el placer de colaborar de nuevo en el diseño del cartel, haciéndole unas letricas bien guapas a pincel.
Pues nada, a ver si nos vemos por ahí.
Reverb al 11!!!
Mr. I.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Tatuaje hawaiano
Aloha, amigos!
Ya hace tiempo (por lo menos dos o tres semanas) que se nos acabaron las vacaciones, pero para recordarlas os voy a explicar algo que he hecho este verano. Sí, éste es uno de esos posts que no nos aportan nada pero me gusta escribir.
Básicamente es enseñaos mi tatuaje nuevo, que por el tema creo que viene a cuento. Hace tiempo que hablamos de Sailor Jerry, de que tenía el estudio en Honolulu y por tanto entre sus flashes había algunos con clara referencia a las islas. Y mira por dónde, que me apetecía hacerme uno de éstos.
Así que este verano me fui para Trashville Tattoo, viejos amigos nuestros, donde me puse en las manos del General Luis, que con gran maestría e interesante conversación tatuó en mi dolorido hombro la paradisíaca vista de la isla hawaiana.
Para que este post tenga algo más de sustancia, os dejo con esta cancioncica de The Creeps, Betty Lou got a new tattoo que también viene a cuento.
Mahalo,
Mr. I.
Ya hace tiempo (por lo menos dos o tres semanas) que se nos acabaron las vacaciones, pero para recordarlas os voy a explicar algo que he hecho este verano. Sí, éste es uno de esos posts que no nos aportan nada pero me gusta escribir.
Básicamente es enseñaos mi tatuaje nuevo, que por el tema creo que viene a cuento. Hace tiempo que hablamos de Sailor Jerry, de que tenía el estudio en Honolulu y por tanto entre sus flashes había algunos con clara referencia a las islas. Y mira por dónde, que me apetecía hacerme uno de éstos.
Así que este verano me fui para Trashville Tattoo, viejos amigos nuestros, donde me puse en las manos del General Luis, que con gran maestría e interesante conversación tatuó en mi dolorido hombro la paradisíaca vista de la isla hawaiana.
Para que este post tenga algo más de sustancia, os dejo con esta cancioncica de The Creeps, Betty Lou got a new tattoo que también viene a cuento.
Mahalo,
Mr. I.
martes, 8 de septiembre de 2009
Stylelab Magazine
Hombre! Hola!
Ya hacía unas cuantas semanas que no escribía por aquí... el verano me aplatana bastante, pero ya estamos de vuelta!
Aunque algo de actividad sí he tenido, no os penséis. Stylelab es una nueva revista de moda editada en Valencia por Metagrafic. Está a punto de publicarse el número 0, cuya temática principal es el estilo pin up, burlesque y vintage en general.
El artículo principal son unas fotos a la starlette Vinila Von Bismark, y algunos de los estilismos son en plan exotica/hawaiiana. Considerando esto, el editor, Javier, me pidió que escribiera un artículo sobre la historia del tiki, a lo que accedí diligentemente.
Podéis ver la revista completa aquí, pero si queréis leer el artículo, os recomiendo leer esta entrada, que tiene un cuerpo de texto adaptado para pantalla y os ahorráis algún retoque de estilo con el que no acabo de estar muy de acuerdo.
Mahalo nui loa,
Mr. I.
Ya hacía unas cuantas semanas que no escribía por aquí... el verano me aplatana bastante, pero ya estamos de vuelta!
Aunque algo de actividad sí he tenido, no os penséis. Stylelab es una nueva revista de moda editada en Valencia por Metagrafic. Está a punto de publicarse el número 0, cuya temática principal es el estilo pin up, burlesque y vintage en general.
El artículo principal son unas fotos a la starlette Vinila Von Bismark, y algunos de los estilismos son en plan exotica/hawaiiana. Considerando esto, el editor, Javier, me pidió que escribiera un artículo sobre la historia del tiki, a lo que accedí diligentemente.
Podéis ver la revista completa aquí, pero si queréis leer el artículo, os recomiendo leer esta entrada, que tiene un cuerpo de texto adaptado para pantalla y os ahorráis algún retoque de estilo con el que no acabo de estar muy de acuerdo.
Mahalo nui loa,
Mr. I.
Breve historia del tiki
Pongamos que estoy degustando un misterioso combinado de ron rodeado de una exuberante vegetación. Suena música exótica, mezcla de jazz, hawaiiana y sonidos de loretes y monos varios. Mi butaca es de bambú y el estampado de mi camisa es floreado, y en otro contexto podría ser hasta calificado de hortera. ¿Dónde estoy? La primera impresión es que estoy en un paraíso tropical, pero en realidad podría estar en California, Londres o Lloret de Mar. Pues el tiki viene a ser más o menos eso, montar un tingladillo tropical a partir de elementos que la imaginación colectiva etiquetaría como exóticos. Tampoco vamos, a estas alturas, a intentar convencer a nadie de que un "bar hawaiano" es hawaiano de verdad, pero veamos de dónde viene todo esto.
California, 1932. Estados Unidos atraviesa la Gran Depresión. Ernest Beaumont Gantt, después de una época un tanto borrosa de su vida que pasa navegando y traficando con alcohol durante la ley seca, decide sentar la cabeza y monta un bar en Hollywood llamado Don the Beachcomber. Ernest decora su local con los artefactos que había recopilado durante sus viajes por el Pacífico, y reúne una carta de cócteles nunca vistos hasta el momento. Lejos de la pureza y la sofisticación de los martinis de los speakeasy de Nueva York, los cócteles de Don the Beachcomber son de sabor complejo y misterioso, con un equilibrio entre los cítricos, el azúcar, la potencia y el cuerpo de los rones y el toque final de las especias, que explota en una sinfonía de aromas redonda. El bar tuvo tanto éxito que dos años después abrió un restaurante con el mismo nombre, contando con la ayuda de escenógrafos de Hollywood para potenciar el ambiente exótico del bar original. El nuevo restaurante se convirtió en un must para las estrellas de la época y todos iban a probar los potentes brebajes de Ernest, que ya se había cambiado legalmente el nombre a Donn Beach.
Si decimos que Donn plantó la semilla, también podemos afirmar que Victor recogió los frutos. Victor Bergeron, alias Trader Vic, era un buscavidas metido a restaurador. Con una infancia muy complicada por la tuberculosis, siempre se las apañó para salir adelante con unos cuantos dólares en el bolsillo. Montó en Oakland su primer chiringuito, el Hinky Dinks, con 800 pavos que le prestó su tía. Era poco más que una barraca de madera donde por cuatro duros daba de comer y beber a su clientela, que gracias a su carisma y a su visión para los negocios era siempre abundante.
Victor hizo un viaje por el Caribe, donde aprendió los secretos del ron de los maestros cubanos. Había escuchado hablar de ese sitio exótico de Hollywood donde iban todos los famosos, y pensó que esa fórmula sería más beneficiosa que inflar a cervezas a la white trash de su barrio. Al volver hizo reformas en su negocio, que reabrió bajo el nombre de Trader Vic's, repitiendo la fórmula de Don the Beachcomber y compitiendo también en éxito. Poco después abrió otro local, y otro, y otro más, hasta acabar montando una cadena por todo el mundo, con presencia incluso en la Costa del Sol, con los recién desaparecidos locales de Estepona y Marbella. Victor lleva a casa el exotismo de sus bares, con su propia línea de productos gastronómicos, libros de recetas y souvenirs.
El fenómeno tiki, entonces, nace en los años 30, pero es en los 50 cuando eclosiona y todo Estados Unidos se llena de locales seudopolinesios, algo habitual en el ocio de la época. Las revistas gastronómicas del momento escribían efusivas críticas de los cócteles servidos en restaurantes como The Luau, Kon Tiki, Mai Kai o Bali Hai. Los bartenders se valoraban en función de la calidad de sus recetas, que guardaban celosamente hasta el extremo de llevárselas a la tumba. Entrando en un bar tiki, los americanos medios de la época se trasladaban a un mundo exótico, dejando los problemas de la vida cotidiana en el aparcamiento y sintiéndose salvajes sofisticados en un entorno similar a los de las películas de aventuras por el Pacífico que veían en la gran pantalla.
Era un momento de una aparente benevolencia económica posdepresionista que animaba a consumir. Los vuelos intercontinentales empiezan a democratizarse y el público viaja al Hawai real donde esperan encontrarse con los paraísos tropicales de los bares de su ciudad, pero claro, estos lugares son inventados. En un mismo local se mezcla decoración e imaginería de Hawai, Tahití o las Islas Marquesas, todo vale bajo el pretexto del exotismo. Por tanto, los restauradores del continente se ven obligados a "exportar" el pop polinesio a su presunto lugar de origen, montando bares tropicales en el trópico. Se crea así un curioso efecto bucle, una de las muchas contradicciones e incorrecciones que hacen que el tiki nos guste por naif.
Ya en la década de los 70, lo que mola es la música disco, Farrah Fawcett y la blaxploitation. El tiki se ve como una cosa cutre y hortera, son aquellos bares decadentes con plantas de plástico y cócteles enormes y dulzones que caen en el olvido. Sólo algunos bares aguantan con más pena que gloria los envites de los nuevos tiempos.
¿Y qué pasa en España? La historia del tiki español es muy borrosa, llegando a la categoría de culebrón, aunque el origen está más o menos claro. Una familia china procedente de Nueva York monta en Madrid el desaparecido House of Ming en 1965, y a partir de ahí la fórmula se va ramificando por todo el país. Gracias a la prosperidad del turismo en España en los 70, llegó a haber varias docenas de bares hawaianos, polinesios, melanesios o exóticos en general, de los cuales sobreviven más de los que pueda parecer bajo nuestra mirada más cool. Poner aquí una lista no tendría mucho sentido. Parte de la gracia y del sentido de aventura es irlos descubriendo poco a poco, nos hará sentir verdaderos arqueólogos urbanos. Aunque para empezar, visitar el Kahala en Barcelona o el Mauna Loa en Madrid ya está bien.
Volvamos a los Estados Unidos. A mediados de los 90, por aquello de matar al padre e idolatrar al abuelo, empieza a haber un renovado interés por aquellos bares tiki tan divertidos. La publicación de The Book of Tiki, de Sven Kirsten, es el catalizador de un renacimiento del pop polinesio. Los tiki-aficionados son personajes curiosos ataviados con camisas floreadas y con diferentes obsesiones, dedicadas a la resurrección de un movimiento más estético que cultural, hedonista y con una enfermiza tendencia a la acumulación y la idolatría. Y les encanta.
Ser aficionado al tiki hoy día implica mucho más que simplemente ir a los bares. Un buen fan tiene una profusa colección de tiki mugs, los vasos de cerámica donde se sirven los cócteles, cuanto más raros y antiguos mejor. Tallas de dioses polinesios introducen divinidades paganas y cultos olvidados en sus hogares. Su colección de camisas aloha vintage en el armario es incontable. Acumulan ajados vinilos de música exotica, de artistas como Martin Denny, Les Baxter o Arthur Lyman. Un tiki-aficionado tiene un bar en su casa y cuando viaja lo hace en función de la cantidad de bares tiki que haya en la ciudad a visitar. Artistas como Shag, Derek Yaniger, Bosko o Crazy Al recuperan en sus obras el espíritu del pop polinesio, ya revisado y adaptado al gusto actual. Jeff "Beachbum" Berry rescata las recetas perdidas de los cócteles tiki originales, robándolas literalmente del bolsillo de aquellos bartenders celosos que experimentaban en la barra. Tiki Central es el foro de internet donde se reúne la comunidad internacional para discutir los más variopintos temas, desde mostrar hallazgos en rastros hasta discutir sobre el diámetro óptimo de las pajitas para tomar cócteles. Anualmente, se reúnen en festivales como el Hukilau en Florida o el Tiki Oasis en California para celebrar sus exóticas pasiones.
Y celebrando es como vamos a acabar este artículo, con un buen cóctel. El Mai Tai es la quintaesencia de la bebida exótica, y su autoría podríamos decir que pertenece a Trader Vic, aunque, como todo por estos lares, no está muy claro. De todos modos, el Mai Tai se prepara de la siguiente manera. Llenamos un vaso double old-fashioned (un vaso bajo y grande) con hielo picado, y vertemos 30 ml de ron añejo de Jamaica, 30 ml de ron añejo de Martinica, 15 ml de curaçao rojo, 7,5 ml de sirope simple y 7,5 ml de orgeat, que es un sirope de almendras amargas. Exprimimos una lima en el vaso, con la que obtendremos unos 40 ml de zumo fresco, y también echamos la cáscara de media lima. Todo eso lo vertemos en una coctelera y agitamos como locos durante 10 segundos. De vuelta al vaso, decoramos con una rama de menta fresca y servimos. El Mai Tai no lleva ni zumo de naranja, ni de piña, ni granadina, en contra de lo que piensan muchas coctelerías lejanas al tiki. Para brindar, podemos usar una fórmula hawaiana: Okole Maluna!
California, 1932. Estados Unidos atraviesa la Gran Depresión. Ernest Beaumont Gantt, después de una época un tanto borrosa de su vida que pasa navegando y traficando con alcohol durante la ley seca, decide sentar la cabeza y monta un bar en Hollywood llamado Don the Beachcomber. Ernest decora su local con los artefactos que había recopilado durante sus viajes por el Pacífico, y reúne una carta de cócteles nunca vistos hasta el momento. Lejos de la pureza y la sofisticación de los martinis de los speakeasy de Nueva York, los cócteles de Don the Beachcomber son de sabor complejo y misterioso, con un equilibrio entre los cítricos, el azúcar, la potencia y el cuerpo de los rones y el toque final de las especias, que explota en una sinfonía de aromas redonda. El bar tuvo tanto éxito que dos años después abrió un restaurante con el mismo nombre, contando con la ayuda de escenógrafos de Hollywood para potenciar el ambiente exótico del bar original. El nuevo restaurante se convirtió en un must para las estrellas de la época y todos iban a probar los potentes brebajes de Ernest, que ya se había cambiado legalmente el nombre a Donn Beach.
Si decimos que Donn plantó la semilla, también podemos afirmar que Victor recogió los frutos. Victor Bergeron, alias Trader Vic, era un buscavidas metido a restaurador. Con una infancia muy complicada por la tuberculosis, siempre se las apañó para salir adelante con unos cuantos dólares en el bolsillo. Montó en Oakland su primer chiringuito, el Hinky Dinks, con 800 pavos que le prestó su tía. Era poco más que una barraca de madera donde por cuatro duros daba de comer y beber a su clientela, que gracias a su carisma y a su visión para los negocios era siempre abundante.
Victor hizo un viaje por el Caribe, donde aprendió los secretos del ron de los maestros cubanos. Había escuchado hablar de ese sitio exótico de Hollywood donde iban todos los famosos, y pensó que esa fórmula sería más beneficiosa que inflar a cervezas a la white trash de su barrio. Al volver hizo reformas en su negocio, que reabrió bajo el nombre de Trader Vic's, repitiendo la fórmula de Don the Beachcomber y compitiendo también en éxito. Poco después abrió otro local, y otro, y otro más, hasta acabar montando una cadena por todo el mundo, con presencia incluso en la Costa del Sol, con los recién desaparecidos locales de Estepona y Marbella. Victor lleva a casa el exotismo de sus bares, con su propia línea de productos gastronómicos, libros de recetas y souvenirs.
El fenómeno tiki, entonces, nace en los años 30, pero es en los 50 cuando eclosiona y todo Estados Unidos se llena de locales seudopolinesios, algo habitual en el ocio de la época. Las revistas gastronómicas del momento escribían efusivas críticas de los cócteles servidos en restaurantes como The Luau, Kon Tiki, Mai Kai o Bali Hai. Los bartenders se valoraban en función de la calidad de sus recetas, que guardaban celosamente hasta el extremo de llevárselas a la tumba. Entrando en un bar tiki, los americanos medios de la época se trasladaban a un mundo exótico, dejando los problemas de la vida cotidiana en el aparcamiento y sintiéndose salvajes sofisticados en un entorno similar a los de las películas de aventuras por el Pacífico que veían en la gran pantalla.
Era un momento de una aparente benevolencia económica posdepresionista que animaba a consumir. Los vuelos intercontinentales empiezan a democratizarse y el público viaja al Hawai real donde esperan encontrarse con los paraísos tropicales de los bares de su ciudad, pero claro, estos lugares son inventados. En un mismo local se mezcla decoración e imaginería de Hawai, Tahití o las Islas Marquesas, todo vale bajo el pretexto del exotismo. Por tanto, los restauradores del continente se ven obligados a "exportar" el pop polinesio a su presunto lugar de origen, montando bares tropicales en el trópico. Se crea así un curioso efecto bucle, una de las muchas contradicciones e incorrecciones que hacen que el tiki nos guste por naif.
Ya en la década de los 70, lo que mola es la música disco, Farrah Fawcett y la blaxploitation. El tiki se ve como una cosa cutre y hortera, son aquellos bares decadentes con plantas de plástico y cócteles enormes y dulzones que caen en el olvido. Sólo algunos bares aguantan con más pena que gloria los envites de los nuevos tiempos.
¿Y qué pasa en España? La historia del tiki español es muy borrosa, llegando a la categoría de culebrón, aunque el origen está más o menos claro. Una familia china procedente de Nueva York monta en Madrid el desaparecido House of Ming en 1965, y a partir de ahí la fórmula se va ramificando por todo el país. Gracias a la prosperidad del turismo en España en los 70, llegó a haber varias docenas de bares hawaianos, polinesios, melanesios o exóticos en general, de los cuales sobreviven más de los que pueda parecer bajo nuestra mirada más cool. Poner aquí una lista no tendría mucho sentido. Parte de la gracia y del sentido de aventura es irlos descubriendo poco a poco, nos hará sentir verdaderos arqueólogos urbanos. Aunque para empezar, visitar el Kahala en Barcelona o el Mauna Loa en Madrid ya está bien.
Volvamos a los Estados Unidos. A mediados de los 90, por aquello de matar al padre e idolatrar al abuelo, empieza a haber un renovado interés por aquellos bares tiki tan divertidos. La publicación de The Book of Tiki, de Sven Kirsten, es el catalizador de un renacimiento del pop polinesio. Los tiki-aficionados son personajes curiosos ataviados con camisas floreadas y con diferentes obsesiones, dedicadas a la resurrección de un movimiento más estético que cultural, hedonista y con una enfermiza tendencia a la acumulación y la idolatría. Y les encanta.
Ser aficionado al tiki hoy día implica mucho más que simplemente ir a los bares. Un buen fan tiene una profusa colección de tiki mugs, los vasos de cerámica donde se sirven los cócteles, cuanto más raros y antiguos mejor. Tallas de dioses polinesios introducen divinidades paganas y cultos olvidados en sus hogares. Su colección de camisas aloha vintage en el armario es incontable. Acumulan ajados vinilos de música exotica, de artistas como Martin Denny, Les Baxter o Arthur Lyman. Un tiki-aficionado tiene un bar en su casa y cuando viaja lo hace en función de la cantidad de bares tiki que haya en la ciudad a visitar. Artistas como Shag, Derek Yaniger, Bosko o Crazy Al recuperan en sus obras el espíritu del pop polinesio, ya revisado y adaptado al gusto actual. Jeff "Beachbum" Berry rescata las recetas perdidas de los cócteles tiki originales, robándolas literalmente del bolsillo de aquellos bartenders celosos que experimentaban en la barra. Tiki Central es el foro de internet donde se reúne la comunidad internacional para discutir los más variopintos temas, desde mostrar hallazgos en rastros hasta discutir sobre el diámetro óptimo de las pajitas para tomar cócteles. Anualmente, se reúnen en festivales como el Hukilau en Florida o el Tiki Oasis en California para celebrar sus exóticas pasiones.
Y celebrando es como vamos a acabar este artículo, con un buen cóctel. El Mai Tai es la quintaesencia de la bebida exótica, y su autoría podríamos decir que pertenece a Trader Vic, aunque, como todo por estos lares, no está muy claro. De todos modos, el Mai Tai se prepara de la siguiente manera. Llenamos un vaso double old-fashioned (un vaso bajo y grande) con hielo picado, y vertemos 30 ml de ron añejo de Jamaica, 30 ml de ron añejo de Martinica, 15 ml de curaçao rojo, 7,5 ml de sirope simple y 7,5 ml de orgeat, que es un sirope de almendras amargas. Exprimimos una lima en el vaso, con la que obtendremos unos 40 ml de zumo fresco, y también echamos la cáscara de media lima. Todo eso lo vertemos en una coctelera y agitamos como locos durante 10 segundos. De vuelta al vaso, decoramos con una rama de menta fresca y servimos. El Mai Tai no lleva ni zumo de naranja, ni de piña, ni granadina, en contra de lo que piensan muchas coctelerías lejanas al tiki. Para brindar, podemos usar una fórmula hawaiana: Okole Maluna!
sábado, 8 de agosto de 2009
Tikimentary
Buenas a todos!
Duda Leite es un cineasta brasileño enamorado del tiki, hasta el punto de realizar un excelente documental sobre el estado de la cuestión de nuestra afición más exótica. Esta película es el Tikimentary, que Duda va mostrando por los festivales que se llevan a cabo al otro lado del charco. Aprovechamos su próxima proyección en el Tiki Oasis de San Diego para preguntare un par de cosas sobre él y su película.
¡Aloha Duda! Explícanos, brevemente, de qué va el Tikimentary.
¡Tikimentary es un retrato muy personal y colorido de la comunidad Tiki actual! Después de conocer a Tiki Kiliki alias Christie White, la organizadora del Hukilau, me enamoré inmediatamente de los tiki-aficionados, y quise capturarlos en una película. ¡Tiki es Technicolor, y me encantan los colores! También me gustan los cócteles tropicales, así que cayó por su propio peso.
¿Cuál es la respuesta del público durante las proyecciones?
Hasta ahora, la respuesta ha sido magnífica. Todo el mundo en la comunidad Tiki adora la película, dicen que he captado la esencia del movimiento. También es gracioso que algunas de las bellezas que aparecen en la película han perdido algo de peso después del rodaje (que fue en el 2007), ¡así que estaban muy contentas de verse más delgadas ahora!
La proyección en el Hukilau ha sido la mejor hasta el momento, porque mucha gente que aparece en la película estaba entre el público. El lugar donde proyectamos la película era un ático en el hotel Bahia Cabana, en Fort Lauderdale, y parecía una especie de escenario de una peli porno de los 70, ¡era fantástico! También la hemos puesto en el Otto's Shrunken Head en Nueva York, y también moló bastante. El bar también sale en el Tikimentary.
¿Cómo entraste en contacto por primera vez con el Tiki?
Siempre me han fascinado los 50 y los 60, especialmente el diseño, la música y el cine y la televisión de esa época. Así que el Tiki siempre ha estado ahí, escondido en alguna parte de mi mente. Pero no fue hasta el 2006, cuando vivía en Florida, que conocí a Tiki Kiliki y mi pasión por el Tiki floreció. Ella fue mi puerta de entrada al universo Tiki. Y también la primera vez que visité el Mai Kai, en Fort Lauderdale, en el 2005, ¡esa experiencia cambió mi vida!
Eres de Brasil, un país con un montón de clichés tropicales como chicas en tanga bailando samba y tomando caipirinhas en Rio de Janeiro. ¿Tuvo el Tiki algún impacto en este entorno?
Honestamente, no mucha gente conoce el Tiki aquí. Creo que es un fenómeno muy estadounidense, así que aquí abajo es algo muy underground. Algunos artistas locales son apasionados del Tiki, pero en general no mucha gente lo conoce. ¡Estoy orgulloso de que Tikimentary esté dando a conocer el Tiki a un montón de brasileños!
¿Podrías decirnos algún lugar o algún personaje de la historia del Tiki que te habría gustado que estuviera en el Tikimentary?
Me habría encantado entrevistar a gente como Martin Denny, Les Baxter o Yma Sumac. ¡Para mí ellos son los mejores músicos de Exotica de todos los tiempos! Por desgracia, todos ellos fallecieron antes de que pudiera capturarlos con mi cámara.
Recomiéndanos una película, un disco y un libro tiki.
Una película. Bueno, una de mis favoritas es Blue Gardenia de Fritz Lang, que aparece brevemente en el Tikimentary. Tiene algunas escenas increíbles en un bar tiki realmente guapo, y además Nat King Cole canta la canción principal de la película en en bar. ¡El cielo Tiki!
Un disco. Es difícl escoger uno... diría Ritual of the Savage, de Les Baxter. También recomendaría el último disco de Robert Drasnin, Voodoo 2, que grabó en 2006 gracias al apoyo de la comunidad Tiki.
Un libro. Tendría que ser Tiki Modern del gran Sven Kirsten. Es el libro Tiki definitivo.
¿Alguna proyección programada por aquí o lanzamiento del DVD para que nosotros, pobres europeos, podamos ver la peli?
Por desgracia, no hay ninguna proyección en Europa de momento... ¡Me encantaría pasar la peli allí! Espero recibir invitaciones después de aparecer en vuestro blog, me muero por ir a Europa con el Tikimentary! ¡Por favor, invitadme!
Bueno, a ver cómo nos lo montamos, nosotros también tenemos ganas de verlo, aunque de momento nos tendremos que conformar con el trailer. Mahalo Nui Loa, Duda!
Mr. I.
martes, 21 de julio de 2009
Hawaiian Zombie Party!
Aloha, majetes.
Llegó el verano, y con él las fiestas hawaianas por doquier. Y ésta que os anuncio esta noche me ha caído simpática.
Está organizada por los del Spooky Prom, la tienda de miedín The Monster Museum, el fanzine Zerebros y Brigadoon, y colabora un montón de gente. Lo cierto es que para qué voy a copiar ni pegar la info que está en el cartel, mejor resumimos un poco.
La cosa es que a las 5 de la tarde, en la tienda The Monster Museum, por un eurito os maquilla gente que sabe mucho, y luego os hacen una foto para salir en el anuario zombie del ya mencionado fanzine Zerebros. Luego, maquillados de zombis y con camisa aloha, os vais a tomar unas horchatas y a cenar un kebab por gràcia y a las 10 volvéis al bar Enigma, que está enfrente de la tienda. Ahí empieza la fiesta con la música del DJ Dr. Chainsaw, que pinchará lo que viene bien para estas cosas de zombies: zarzuelas, verdiales, jotas navarras, la Lambada, polkas y todo tipo de canciones buenas.
Si todo va bien, ahí estaremos.
Mr. I.
Llegó el verano, y con él las fiestas hawaianas por doquier. Y ésta que os anuncio esta noche me ha caído simpática.
Está organizada por los del Spooky Prom, la tienda de miedín The Monster Museum, el fanzine Zerebros y Brigadoon, y colabora un montón de gente. Lo cierto es que para qué voy a copiar ni pegar la info que está en el cartel, mejor resumimos un poco.
La cosa es que a las 5 de la tarde, en la tienda The Monster Museum, por un eurito os maquilla gente que sabe mucho, y luego os hacen una foto para salir en el anuario zombie del ya mencionado fanzine Zerebros. Luego, maquillados de zombis y con camisa aloha, os vais a tomar unas horchatas y a cenar un kebab por gràcia y a las 10 volvéis al bar Enigma, que está enfrente de la tienda. Ahí empieza la fiesta con la música del DJ Dr. Chainsaw, que pinchará lo que viene bien para estas cosas de zombies: zarzuelas, verdiales, jotas navarras, la Lambada, polkas y todo tipo de canciones buenas.
Si todo va bien, ahí estaremos.
Mr. I.
sábado, 20 de junio de 2009
El increíble misterio del maorí del Maresme
Aloha, amiguetes!
Hace unas semanas Lady Eve y yo tuvimos el placer de compartir unos días de asueto con los Castaway en el Screamin Festival, en la localidad de Pineda de Mar. Fueron unas bonitas y agradables minivacaciones llena de rocanrol, sol y comida de buffet libre chunga, que es la que nos gusta. Aquí podéis ver una foto de vuestos bloguers tiki favoritos de España en el chiringuito Beach Bar (este nombre suena un poco reiterativo).
Pues resulta que de camino al chiringuito, deambulando por las calles de Pineda, avistamos tikis, sí señor. Y no en la camisa de un rockabilly alemán, eso no tendría nada de especial, sino en una de las múltiples glorietas del pueblo, sita en el cruce de la avenida Mare de Déu de Montserrat con las calles Barcelona y Francesc Moragas i Barret, es decir, aquí. Es, como podéis ver en la foto, un tiki maorí de una tamaño considerable. Dado lo insólito del hallazgo, buscamos una explicación. Nuestra primera teoría era la del hermanamiento con algún lugar de Nueva Zelanda, como ocurre con el Moai de Olot, pero al no encontrar ninguna placa cercana a la escultura que diera más datos, no nos convencía mucho. Por cierto, en la foto el de la izquierda soy yo, el maorí es el del medio y el de la derecha el Sr. Castaway.
Como no estábamos muy satisfechos, nos pusimos en contacto con el Ajuntament de Pineda de Mar, donde Sergi nos atendió estupendamente dándonos la explicación al misterio del maorí. Entre los 80 y los 90, en el municipio, se celebraba el Simposio Internacional de Escultura de Pineda de Mar, en el que el ayuntamiento invitaba a una serie de artistas de todo el mundo a realizar una obra escultórica en la Plaça de les Mèlies ante las curiosas miradas de los ciudadanos. El señor Okiwi Shipgood (Rotura, Nueva Zelanda, 1962) participó en las ediciones del 88 y el 90, y en esta última esculpió el tiki que ahora admiramos. Misterio resuelto.
Pero una cosa que no os he dicho es que el tiki tiene dos caras, y yo, que a veces soy maquiavélico, sólo os enseño una, mwhahaha!!! Si queréis ver la cara oculta del maorí del Maresme (bonita aliteración), tendréis que ir hasta Pineda.
Mahalo,
Mr. I.
Hace unas semanas Lady Eve y yo tuvimos el placer de compartir unos días de asueto con los Castaway en el Screamin Festival, en la localidad de Pineda de Mar. Fueron unas bonitas y agradables minivacaciones llena de rocanrol, sol y comida de buffet libre chunga, que es la que nos gusta. Aquí podéis ver una foto de vuestos bloguers tiki favoritos de España en el chiringuito Beach Bar (este nombre suena un poco reiterativo).
Pues resulta que de camino al chiringuito, deambulando por las calles de Pineda, avistamos tikis, sí señor. Y no en la camisa de un rockabilly alemán, eso no tendría nada de especial, sino en una de las múltiples glorietas del pueblo, sita en el cruce de la avenida Mare de Déu de Montserrat con las calles Barcelona y Francesc Moragas i Barret, es decir, aquí. Es, como podéis ver en la foto, un tiki maorí de una tamaño considerable. Dado lo insólito del hallazgo, buscamos una explicación. Nuestra primera teoría era la del hermanamiento con algún lugar de Nueva Zelanda, como ocurre con el Moai de Olot, pero al no encontrar ninguna placa cercana a la escultura que diera más datos, no nos convencía mucho. Por cierto, en la foto el de la izquierda soy yo, el maorí es el del medio y el de la derecha el Sr. Castaway.
Como no estábamos muy satisfechos, nos pusimos en contacto con el Ajuntament de Pineda de Mar, donde Sergi nos atendió estupendamente dándonos la explicación al misterio del maorí. Entre los 80 y los 90, en el municipio, se celebraba el Simposio Internacional de Escultura de Pineda de Mar, en el que el ayuntamiento invitaba a una serie de artistas de todo el mundo a realizar una obra escultórica en la Plaça de les Mèlies ante las curiosas miradas de los ciudadanos. El señor Okiwi Shipgood (Rotura, Nueva Zelanda, 1962) participó en las ediciones del 88 y el 90, y en esta última esculpió el tiki que ahora admiramos. Misterio resuelto.
Pero una cosa que no os he dicho es que el tiki tiene dos caras, y yo, que a veces soy maquiavélico, sólo os enseño una, mwhahaha!!! Si queréis ver la cara oculta del maorí del Maresme (bonita aliteración), tendréis que ir hasta Pineda.
Mahalo,
Mr. I.
miércoles, 10 de junio de 2009
Dark'n'Stormy
Aloha, amigos!
Os voy a poner otra receta para darle salida a esa botella de ginger ale que tenéis en la nevera si ya estáis hartos de Bastardo Saffrons.
El Dark'n'Stormy, de alguna manera, se ha convertido en la bebida nacional de las Bermudas, y su origen está, según cuenta la leyenda, a finales de los años 20 del siglo pasado, en una fábrica de ginger beer dependiente del Royal Naval Officer's Club situada en Dockyard. Por lo visto, alguien en la fábrica se hizo un cubata de su ginger beer con el ron local, Gosling's, para animar un poco el cotarro, y el resultado fue de aplauso general. Un marinero viejo que había por ahí dijo que el cóctel era "del color de una nube bajo la cual sólo navegaría un loco o un muerto". Curiosa comparación, pero de ahí salió el nombre.
Más tarde, Gosling's se hizo con los derechos del cóctel, así que nos encontramos con uno de esos casos en los que un cóctel tiene que hacerse por narices con una marca en concreto. Y lo cierto es que el Gosling's Black Seal es un ron muy característico, increíblemente oscuro, casi negro, y con un sabor muy característico, aromático y especiado. Es decir, que cuestiones legales aparte, es difícil encontrar un sustituto. Myers's funciona más o menos bien.
Con la ginger beer pasa algo parecido. De entrada, que sepáis que la ginger beer y el ginger ale no es lo mismo, ya que la ginger beer es mucho más especiada, sabe más a gengibre. Pero como la idea es acabarnos la botella que tenemos en la nevera, haremos la vista gorda. De todos modos, si queréis hacer un Dark'n'Stormy ortodoxo, huid de las ginger beers jamaicanas y buscad (suerte) la ginger beer que recomienda Goslings, que es, sorpresa, Gosling's Stormy Ginger Beer. También es lícita la marca Barritts, también de las islas.
Entonces, resumiendo, la receta "oficial" del Dark'n'Stormy, según Gosling's, es:
• 2 oz ron Gosling's Black Seal
• Ginger beer de Bermudas
Llenamos un vaso de tubo con hielo picado grueso y vertemos el ron. Llenamos con la ginger beer y decoramos con una rodaja de lima o de limón.
Si os sentís malos e ilegales, podéis hacer una variante, como hemos dicho, sustituyendo el ron por Myers's y usando el ginger ale que hicimos el otro día. Para mi gusto, podéis cortar un cuarto de una lima, exprimirlo con la mano encima del vaso y tirar la cáscara dentro, aportará un contrapunto de aroma a cítricos interesante.
Okole Maluna,
Mr. I.
Os voy a poner otra receta para darle salida a esa botella de ginger ale que tenéis en la nevera si ya estáis hartos de Bastardo Saffrons.
El Dark'n'Stormy, de alguna manera, se ha convertido en la bebida nacional de las Bermudas, y su origen está, según cuenta la leyenda, a finales de los años 20 del siglo pasado, en una fábrica de ginger beer dependiente del Royal Naval Officer's Club situada en Dockyard. Por lo visto, alguien en la fábrica se hizo un cubata de su ginger beer con el ron local, Gosling's, para animar un poco el cotarro, y el resultado fue de aplauso general. Un marinero viejo que había por ahí dijo que el cóctel era "del color de una nube bajo la cual sólo navegaría un loco o un muerto". Curiosa comparación, pero de ahí salió el nombre.
Más tarde, Gosling's se hizo con los derechos del cóctel, así que nos encontramos con uno de esos casos en los que un cóctel tiene que hacerse por narices con una marca en concreto. Y lo cierto es que el Gosling's Black Seal es un ron muy característico, increíblemente oscuro, casi negro, y con un sabor muy característico, aromático y especiado. Es decir, que cuestiones legales aparte, es difícil encontrar un sustituto. Myers's funciona más o menos bien.
Con la ginger beer pasa algo parecido. De entrada, que sepáis que la ginger beer y el ginger ale no es lo mismo, ya que la ginger beer es mucho más especiada, sabe más a gengibre. Pero como la idea es acabarnos la botella que tenemos en la nevera, haremos la vista gorda. De todos modos, si queréis hacer un Dark'n'Stormy ortodoxo, huid de las ginger beers jamaicanas y buscad (suerte) la ginger beer que recomienda Goslings, que es, sorpresa, Gosling's Stormy Ginger Beer. También es lícita la marca Barritts, también de las islas.
Entonces, resumiendo, la receta "oficial" del Dark'n'Stormy, según Gosling's, es:
• 2 oz ron Gosling's Black Seal
• Ginger beer de Bermudas
Llenamos un vaso de tubo con hielo picado grueso y vertemos el ron. Llenamos con la ginger beer y decoramos con una rodaja de lima o de limón.
Si os sentís malos e ilegales, podéis hacer una variante, como hemos dicho, sustituyendo el ron por Myers's y usando el ginger ale que hicimos el otro día. Para mi gusto, podéis cortar un cuarto de una lima, exprimirlo con la mano encima del vaso y tirar la cáscara dentro, aportará un contrapunto de aroma a cítricos interesante.
Okole Maluna,
Mr. I.
jueves, 4 de junio de 2009
Ginger ale hecho en casa
Hola, amigas y amigos, buenas tardes.
El otro día el Sr. Castaway me dijo que era un hombre sin palabra ni honor, que cuando os desvelé la receta del Bastardo Saffron os dije que os explicaría cómo hacer ginger ale y todavía no lo he hecho. Y como a mí nadie me dice que no tengo palabra, aquí estamos.
Aunque parezca complejo hacer una bebida con gas en casa, lo cierto es que es increíblemente fácil. Como os dije, encontré la receta aquí, pero os la traduzco para hacerla un poquito más accesible.
Necesitamos los siguientes ingredientes:
• 200 gr. de azúcar, preferiblemente de caña sin refinar.
• Un trozo de jengibre fresco rallado, de unos 15 gr.
• Zumo de una lima.
• Levadura fresca o en grano, de la de panadería, 1/4 tsp.
• Agua fría.
Rallamos el jengibre y lo mezclamos con el azúcar, el zumo de limón y un poco de agua, hasta que se disuelva el azúcar. Añadimos la levadura. Podéis comprar levadura fresca, de la que viene en cubitos, en el Mercadona. Mi amigo Edgar compró de la granulada en el Caprabo. La disolvéis (en el caso de la fresca, la granulada no hace falta) y la vertéis en la mezcla.
El paso siguiente es verter todo lo anterior en una botella de plástico de dos litros. Es importante que sea de plástico, porque una de vidrio se romperá y no será agradable. Llenamos la botella con agua dejando un poquito de espacio, no la llenéis hasta la boca. La cerráis bien y la dejáis fuera de la nevera. Ahí empezará el proceso de fermentación, que será lo que da el gas a nuestro brebaje, y dura unas 24 horas. ¿Cómo saber si ya ha fermentado? Si la botella está dura, listo. Si apretáis y se puede hundir el dedo, esperad unas horas más, dependerá de la levadura, la temperatura... En cuanto haya fermentado la metéis en la nevera, el frío hará que deje de fermentar. No la dejéis fuera de la nevera más tiempo del necesario, corréis el riesgo de que explote, especialmente con los calores que vienen, y no queréis eso.
Y nada, en cuanto se enfría, ya tenéis ginger ale hecho en casa! Mucho más rico que el comercial, dónde va a parar, muy saludable y refrescante, especialmente ahora en verano.
Me apetece un vasito, qué lástima que ahora mismo no tenga...
Aloha,
Mr. I.
El otro día el Sr. Castaway me dijo que era un hombre sin palabra ni honor, que cuando os desvelé la receta del Bastardo Saffron os dije que os explicaría cómo hacer ginger ale y todavía no lo he hecho. Y como a mí nadie me dice que no tengo palabra, aquí estamos.
Aunque parezca complejo hacer una bebida con gas en casa, lo cierto es que es increíblemente fácil. Como os dije, encontré la receta aquí, pero os la traduzco para hacerla un poquito más accesible.
Necesitamos los siguientes ingredientes:
• 200 gr. de azúcar, preferiblemente de caña sin refinar.
• Un trozo de jengibre fresco rallado, de unos 15 gr.
• Zumo de una lima.
• Levadura fresca o en grano, de la de panadería, 1/4 tsp.
• Agua fría.
Rallamos el jengibre y lo mezclamos con el azúcar, el zumo de limón y un poco de agua, hasta que se disuelva el azúcar. Añadimos la levadura. Podéis comprar levadura fresca, de la que viene en cubitos, en el Mercadona. Mi amigo Edgar compró de la granulada en el Caprabo. La disolvéis (en el caso de la fresca, la granulada no hace falta) y la vertéis en la mezcla.
El paso siguiente es verter todo lo anterior en una botella de plástico de dos litros. Es importante que sea de plástico, porque una de vidrio se romperá y no será agradable. Llenamos la botella con agua dejando un poquito de espacio, no la llenéis hasta la boca. La cerráis bien y la dejáis fuera de la nevera. Ahí empezará el proceso de fermentación, que será lo que da el gas a nuestro brebaje, y dura unas 24 horas. ¿Cómo saber si ya ha fermentado? Si la botella está dura, listo. Si apretáis y se puede hundir el dedo, esperad unas horas más, dependerá de la levadura, la temperatura... En cuanto haya fermentado la metéis en la nevera, el frío hará que deje de fermentar. No la dejéis fuera de la nevera más tiempo del necesario, corréis el riesgo de que explote, especialmente con los calores que vienen, y no queréis eso.
Y nada, en cuanto se enfría, ya tenéis ginger ale hecho en casa! Mucho más rico que el comercial, dónde va a parar, muy saludable y refrescante, especialmente ahora en verano.
Me apetece un vasito, qué lástima que ahora mismo no tenga...
Aloha,
Mr. I.
sábado, 16 de mayo de 2009
Bastardo Saffron
Aloha!
El otro día, con motivo del segundo aniversario, anunciábamos la última creación de nuestro laboratorio mixológico: el Bastardo Saffron.
Y es que hace poco, paseando por Rambla Catalunya, vi en el Colmado Quílez un escaparate dedicado a un destilado de un bonito color naranja, que resultó ser Saffron Gin, de Gabriel Boudier, una destilería de Dijon dedicada a la producción de crème de cassis, eaux de vie y otros licores afrancesados. El producto es una ginebra aromatizada con varios ingredientes entre los que destaca el azafrán, por sabor y, lo más llamativo, por el bonito color naranja intenso que da al destilado.
El caso es que junto a unos amigos hemos desarrollado un gusto particular por la búsqueda del Gintonic perfecto. Así que decidí llevar a una de nuestras reuniones una botella de ginebra naranja para dar así mi toque exótico. El caso es que con Saffron Gin y tónica Fever Tree, junto a un cuarto de lima exprimida a mano, dan el Gintonic no sé si perfecto, pero sí el más tiki del mundo.
Decidí seguir experimentando, ya que a nivel conceptual me ligaban algunas cosas. Por un lado, la ginebra es un ingrediente clave en el Suffering Bastard original. Por otro, la relación entre el nombre del cóctel y el de la ginebra (saffrin/saffron) da por lo menos que pensar. Otro ingrediente clave es el ginger ale, y el gengibre es otro sabor que nos remite a oriente, especias, India, Malasia... No olvidemos que el Suffering Bastard es originario de Egipto, así que bueno, dentro de la tolerancia que admite el término "oriental", estaríamos hablando de una reminiscencia del origen oriental del cóctel.
Así que me puse a hacer mi propia versión del Suffering Bastard. La receta original tiene como base ginebra como licor neutro y otro licor más aromático que puede ser bourbon o brandy. En este caso la ginebra pasaba a jugar el papel protagonista (la Saffron Gin es más aromática que las ginebras convencionales) y como complemento decidí poner un ron blanco limpio y seco. Havana Club 3 funciona estupendamente, aunque soy fan de El Dorado blanco, que además es baratísimo. Y qué pasa con el ginger ale? Bueno, el de Schweppes, que es prácticamente el único que encontramos por aquí, no me acaba de convencer, sabe más a glucosa que a gengibre. Y qué hacemos cuando no nos gustan los ingredientes que hay en el mercado? Los hacemos nosotros! Encontré una receta increíblemente fácil que luego os traduzco y os pongo, el resultado es sorprendente.
Pues entonces, la receta es la siguiente:
• 1 oz. Saffron Gin
• 1 oz. ron blanco
• zumo de media lima
• 2 golpes de angostura
• 3 oz. de ginger ale casero
• 1/4 de lima
Llenamos uno de nuestros apreciados vasos double old fashioned con hielo picado. Vertemos la ginebra, el ron, el zumo de lima y la Angostura y removemos hasta que el vaso esté helado. Añadimos el ginger ale y removemos un poco más, lo justo para que se mezcle. Decoramos con un cuarto de lima en el borde y servimos. Tiene un color increíblemente bonito y es muy refrescante, más seco que los cócteles tiki a los que estamos acostumbrados, pero creo que en esencia es bastante tiki en cuanto a lo exótico de los ingredientes.
Okole maluna,
Mr. I.
PS Por cierto, la foto de las flores que he puesto más arriba no es azafrán, sino Colchicum autumnale, también llamado mataperros, quitameriendas o azafrán bastardo. También se llama azafrán bastardo a otra planta llamada cártamo o romín. Qué cosas.
El otro día, con motivo del segundo aniversario, anunciábamos la última creación de nuestro laboratorio mixológico: el Bastardo Saffron.
Y es que hace poco, paseando por Rambla Catalunya, vi en el Colmado Quílez un escaparate dedicado a un destilado de un bonito color naranja, que resultó ser Saffron Gin, de Gabriel Boudier, una destilería de Dijon dedicada a la producción de crème de cassis, eaux de vie y otros licores afrancesados. El producto es una ginebra aromatizada con varios ingredientes entre los que destaca el azafrán, por sabor y, lo más llamativo, por el bonito color naranja intenso que da al destilado.
El caso es que junto a unos amigos hemos desarrollado un gusto particular por la búsqueda del Gintonic perfecto. Así que decidí llevar a una de nuestras reuniones una botella de ginebra naranja para dar así mi toque exótico. El caso es que con Saffron Gin y tónica Fever Tree, junto a un cuarto de lima exprimida a mano, dan el Gintonic no sé si perfecto, pero sí el más tiki del mundo.
Decidí seguir experimentando, ya que a nivel conceptual me ligaban algunas cosas. Por un lado, la ginebra es un ingrediente clave en el Suffering Bastard original. Por otro, la relación entre el nombre del cóctel y el de la ginebra (saffrin/saffron) da por lo menos que pensar. Otro ingrediente clave es el ginger ale, y el gengibre es otro sabor que nos remite a oriente, especias, India, Malasia... No olvidemos que el Suffering Bastard es originario de Egipto, así que bueno, dentro de la tolerancia que admite el término "oriental", estaríamos hablando de una reminiscencia del origen oriental del cóctel.
Así que me puse a hacer mi propia versión del Suffering Bastard. La receta original tiene como base ginebra como licor neutro y otro licor más aromático que puede ser bourbon o brandy. En este caso la ginebra pasaba a jugar el papel protagonista (la Saffron Gin es más aromática que las ginebras convencionales) y como complemento decidí poner un ron blanco limpio y seco. Havana Club 3 funciona estupendamente, aunque soy fan de El Dorado blanco, que además es baratísimo. Y qué pasa con el ginger ale? Bueno, el de Schweppes, que es prácticamente el único que encontramos por aquí, no me acaba de convencer, sabe más a glucosa que a gengibre. Y qué hacemos cuando no nos gustan los ingredientes que hay en el mercado? Los hacemos nosotros! Encontré una receta increíblemente fácil que luego os traduzco y os pongo, el resultado es sorprendente.
Pues entonces, la receta es la siguiente:
• 1 oz. Saffron Gin
• 1 oz. ron blanco
• zumo de media lima
• 2 golpes de angostura
• 3 oz. de ginger ale casero
• 1/4 de lima
Llenamos uno de nuestros apreciados vasos double old fashioned con hielo picado. Vertemos la ginebra, el ron, el zumo de lima y la Angostura y removemos hasta que el vaso esté helado. Añadimos el ginger ale y removemos un poco más, lo justo para que se mezcle. Decoramos con un cuarto de lima en el borde y servimos. Tiene un color increíblemente bonito y es muy refrescante, más seco que los cócteles tiki a los que estamos acostumbrados, pero creo que en esencia es bastante tiki en cuanto a lo exótico de los ingredientes.
Okole maluna,
Mr. I.
PS Por cierto, la foto de las flores que he puesto más arriba no es azafrán, sino Colchicum autumnale, también llamado mataperros, quitameriendas o azafrán bastardo. También se llama azafrán bastardo a otra planta llamada cártamo o romín. Qué cosas.
jueves, 7 de mayo de 2009
Hau`oli Lā Hānau, Mr. Bastardo
Amigos, sigo siendo un desastre para los cumpleaños. Por tanto, se me ha vuelto a olvidar felicitar a este nuestro querido bastardito que cumple dos años.
La verdad es que aunque por cuestiones de tiempo la cantidad de entradas haya disminuido durante este último año, el número de visitas ha aumentado exponencialmente. Desde mayo del año pasado hemos recibido unas 22.000 visitas, que para un blog sobre tiki en español no está mal del todo.
De nuevo muchísimas gracias a todos por leernos, eso es lo que nos hace seguir escribiendo. Esperamos tener BastardoSaffrin para rato. Para celebrar tenemos una nueva receta de creación propia que revelaremos próximamente: el Bastardo Saffron!!!
Mahalo nui loa,
Mr. Ivan + Lady Eve
NOTA: La tarta tiki fea de la foto la he encontrado por ahí, no es nuestra, no jodamos!
La verdad es que aunque por cuestiones de tiempo la cantidad de entradas haya disminuido durante este último año, el número de visitas ha aumentado exponencialmente. Desde mayo del año pasado hemos recibido unas 22.000 visitas, que para un blog sobre tiki en español no está mal del todo.
De nuevo muchísimas gracias a todos por leernos, eso es lo que nos hace seguir escribiendo. Esperamos tener BastardoSaffrin para rato. Para celebrar tenemos una nueva receta de creación propia que revelaremos próximamente: el Bastardo Saffron!!!
Mahalo nui loa,
Mr. Ivan + Lady Eve
NOTA: La tarta tiki fea de la foto la he encontrado por ahí, no es nuestra, no jodamos!
miércoles, 6 de mayo de 2009
Cèrvoles Grog
Aloha!
El otro día os explicaba qué tal había ido la fiesta que nos pidieron los Lletraferits. Y mencionamos nuestra receta especial para la ocasión, el Cèrvoles Grog.
Cuando empecé a pensar cómo tenía que ser este cocktail, lo primero que me vino a la cabeza fue el ambiente. El evento para el cual era esta receta se realiza en un entorno muy concreto: la Catalunya rural de la comarca de Les Garrigues, en una antigua masia de la cual apenas salimos. En un contexto tan determinante pensé que los ingredientes tenían que ser lo más autóctonos posible. Así que me decanté por ron Pujol, ratafia hecha por uno de los organizadores, limón de Lleida y sirope de canela hecha por mi mismo. Pues bien, para que todos podáis disfrutar de tan exclusivo cocktail, aquí tenéis la receta:
• 1 oz ron Pujol
• 1 oz ratafia*
• 3/4 oz zumo de limón
• 2 tsp de sirope de canela
• Una ramita de menta
Llenar un vaso de caña de los de toda la vida de hielo picado. Verter los ingredientes y agitar todo en la coctelera. Servir en el vaso y decorar con la menta.
* La ratafia es un licor típico de Catalunya hecho a base de nueces verdes y hierbas. Hay tantas recetas como casas, y lo cierto es que la intensidad y el volumen alcohólico pueden variar mucho de una a otra. En esta receta la cantidad es óptima para una ratafia comercial, que es bastante estándar. Pero para que os hagáis una idea, la ratafia que hace Josep Patau es tan hardcore que hay que reducir la cantidad a la mitad. Vosotros mismos, probad con una onza y si sólo sabe a ratafia, reducid la cantidad.
Okole maluna,
Mr. I.
El otro día os explicaba qué tal había ido la fiesta que nos pidieron los Lletraferits. Y mencionamos nuestra receta especial para la ocasión, el Cèrvoles Grog.
Cuando empecé a pensar cómo tenía que ser este cocktail, lo primero que me vino a la cabeza fue el ambiente. El evento para el cual era esta receta se realiza en un entorno muy concreto: la Catalunya rural de la comarca de Les Garrigues, en una antigua masia de la cual apenas salimos. En un contexto tan determinante pensé que los ingredientes tenían que ser lo más autóctonos posible. Así que me decanté por ron Pujol, ratafia hecha por uno de los organizadores, limón de Lleida y sirope de canela hecha por mi mismo. Pues bien, para que todos podáis disfrutar de tan exclusivo cocktail, aquí tenéis la receta:
• 1 oz ron Pujol
• 1 oz ratafia*
• 3/4 oz zumo de limón
• 2 tsp de sirope de canela
• Una ramita de menta
Llenar un vaso de caña de los de toda la vida de hielo picado. Verter los ingredientes y agitar todo en la coctelera. Servir en el vaso y decorar con la menta.
* La ratafia es un licor típico de Catalunya hecho a base de nueces verdes y hierbas. Hay tantas recetas como casas, y lo cierto es que la intensidad y el volumen alcohólico pueden variar mucho de una a otra. En esta receta la cantidad es óptima para una ratafia comercial, que es bastante estándar. Pero para que os hagáis una idea, la ratafia que hace Josep Patau es tan hardcore que hay que reducir la cantidad a la mitad. Vosotros mismos, probad con una onza y si sólo sabe a ratafia, reducid la cantidad.
Okole maluna,
Mr. I.
viernes, 1 de mayo de 2009
Tipotiki Party
Aloha, amigos!
No sé si alguna vez os he contado que tanto Lady Eve como yo formamos parte de una Sociedad Secreta llamada Lletraferits, cuya actividad principal se centra en torno a la tipografía y la letra como forma, lenguaje y disciplina, así como a velar por la dignidad del párrafo. El Lletraferit medio también peca de gula, de lujuria por las curvas de las letras y es necrotipófilo, entendedlo como queráis.
La cosa es que anualmente los Lletraferits se reúnen en la localidad lleidatana de La Pobla de Cèrvoles para celebrar sus obsesiones. Podéis leer una crónica de la última edición, que tuvo lugar del 24 al 26 de abril, en Cuatrotipos.
Y mira por dónde, ésta es la quinta edición de Lletraferits, cómo pasa el tiempo. Y la organización, al tanto de nuestras obsesiones, nos encargó que montáramos una luau para celebrarlo de una manera especial. Todos los diseñadores gráficos conocen el estilo Tiki gracias a House Industries, con lo que en principio suponíamos que habría una cierta predisposición general hacia el tema.
Pues bien, preparamos la decoración del espacio, que se limitó a dos murales enormes a base de tikis de Derek Yaniger, una mesa-bar decorada con unas esterillas de bambú y velas y poco más, porque lo cierto es que el entorno es bastante tiki. Las paredes de piedra pura, el techo abuhardillado con vigas de madera y las ventanas también de madera, junto a las luces de colores de cuando montan la discoteca para los críos (no olvidemos que estamos en Cal Gort, una casa de colonias donde van los chavales a comer macarrones y a que les de el aire y el sol), conforman un ambiente bastante exótico como para no tener que disfrazarlo demasiado.
En fin, que después del concurso Type it again, Sam, que consiste en que los diferentes equipos compiten encarnizadamente por ver quién identifica más tipografías viendo sólo dos letras, creedlo o no, llegó la hora de relajar los ánimos, celebrar la victoria y remojar las derrotas con la esperada Tipotiki Party. Todo el mundo fue a sus aposentos a vestirse con sus mejores galas, consistentes en camisas aloha ad hoc y leis de plastiquillo (el presupuesto no nos daba para leis de seda), y repeinarse bien.
Para no empezar en frío e introducir un poco el tema, decidimos hacer una breve presentación audiovisual sobre la historia del Tiki, desde Don the Beachcomber y Trader Vic's hasta el revival de los 90 y la actualidad. Esto, amigos, es más fácil de decir que de hacer, ya que los ánimos estaban más dispuestos a montar chufla y cachondeo que a atender a una sesión de historia Tiki (hay que decir que la mayoría son docentes). Bueno, luego resulta que a todo el mundo le resultó la mar de interesante y se entendió todo.
La segunda parte de la demostración fue práctica, y creo que me escucharon con más atención. Creamos un cóctel especial para la ocasión, el Cèrvoles Grog, a base de ingredientes lo más locales posible. Luego os pongo la receta. La idea era explicar cómo se preparaban los cócteles para que después cada uno se preparara el suyo. De todos modos, la primera ronda (para cerca de cuarenta personas) la preparamos nosotros.
Menos mal que mi amigo Eloi me echó un cable con energía y virtuosismo a la coctelera, si no lo llevo claro. Y después pensé que lo de prepararse cada uno sus cócteles no iba a tener mucho éxito, pero no fue así, sino que todo el mundo agarraba con entusiasmo jigger, cuchara y coctelera y se ponía manos a la obra. El problema era que el personal me daba a probar sus cócteles para ver cómo les había quedado y claro, sorbito de aquí y de allá, pues ya ves.
La jornada estuvo amenizada por la proyección de Blue Hawaii y una cuidada selección de música surf y exótica a cargo de un servidor de ustedes y de Andreu. Víctor Palau puso su granito de arena a la fiesta consiguiendo en tiempo record el Limbo Rock y animando al personal a pasar por debajo del cable de algún Macbook Pro que hubiera por ahí.
En fin, que quedó una fiesta muy apañada. Os dejo de postre alguna foto más y un videíto para que os sintáis como si estuvierais allí. Veréis como Eloi y yo hacemos el numerito de las cocteleras simultáneas mientras el sediento público cuenta hasta diez.
Mahalo nui loa a Marc, Bea, Diego, Albert y Ainhoa por las fotos, y a Albert por el videíto. Mahalo también a todos los lletraferits por haber hecho que saliera todo bien, esperamos poder ofreceos muchas fiestas más.
Mr. I.
lunes, 20 de abril de 2009
El bar Tiky de Covarrubias
Aloha una vez más desde este vuestro tiki lounge!
Esta noche tenemos una entrada del estilo de nuestro amiguete Sr. Castaway, dado su carácter rancio y con olor a humedad.
El otro día recibí noticias de mis primos, que habían estado la Semana Santa de tour por la geografía española así, en general. Habían visto una ilustración de Lady Eve en un ascensor de un hotel usada sin permiso para anunciar celebraciones de primera comunión y habían sido servidos en un pub irlandés por Talita, la guapa granjerita de Granjero Busca Esposa, ambas noticias de bastante interés. Pero la nueva más cercana a la temática de vuestro blog favorito es la que relatamos seguidamente.
En sus peripecias por Castilla, mis primos fueron a parar a la localidad burgalesa de Covarrubias, paraje clásico de la meseta española más morcillera, como podéis apreciar en la foto superior. Y es en la Plaza de Doña Urraca donde se ubica el Bar Tiky, que por fuera no tiene pinta de local poly pop y lo cierto es que por dentro tampoco, pero su nombre es cuanto menos, atractivo a la vista de los arqueólogos urbanos como nosotros.
Su carta no deja de ser menos atractiva. Seleccionamos un menú: revueltos de ajetes, pimientos del piquillo o sopa de ajo de primero, cochinillo asado, surtido de escabechados o bacalao Tiky de segundo y arroz con leche de postre. Pero amigos, el plato estrella de la gastronomía rachela (gentilicio de Covarrubias), de apetitoso nombre, es la olla podrida, cuyos ingredientes principales son alubia roja, chorizo, costilla adobada, morcilla de Covarrubias y tocino. En ese caso, se recomienda pedir de postre un biomanán y el café con sacarina.
Y cómo son las cosas, otro vínculo con nuestra guerra, ya menos obvio, es que Covarrubias también fue un ilustrador y pintor mexicano muy estimado entre los aficionados al tiki y lo tropical, en especial al ya mencionado Sr. Castaway, que es fans. Miguel Covarrubias, también fotógrafo y etnólogo, viajó por todo el mundo mostrando en su trabajo la vida cotidiana de varios grupos étnicos.
En fin, amigos, que nunca se sabe dónde puede aparecer Tiki, aunque sea en las formas más insospechadas.
Aloha,
Mr. I.
Esta noche tenemos una entrada del estilo de nuestro amiguete Sr. Castaway, dado su carácter rancio y con olor a humedad.
El otro día recibí noticias de mis primos, que habían estado la Semana Santa de tour por la geografía española así, en general. Habían visto una ilustración de Lady Eve en un ascensor de un hotel usada sin permiso para anunciar celebraciones de primera comunión y habían sido servidos en un pub irlandés por Talita, la guapa granjerita de Granjero Busca Esposa, ambas noticias de bastante interés. Pero la nueva más cercana a la temática de vuestro blog favorito es la que relatamos seguidamente.
En sus peripecias por Castilla, mis primos fueron a parar a la localidad burgalesa de Covarrubias, paraje clásico de la meseta española más morcillera, como podéis apreciar en la foto superior. Y es en la Plaza de Doña Urraca donde se ubica el Bar Tiky, que por fuera no tiene pinta de local poly pop y lo cierto es que por dentro tampoco, pero su nombre es cuanto menos, atractivo a la vista de los arqueólogos urbanos como nosotros.
Su carta no deja de ser menos atractiva. Seleccionamos un menú: revueltos de ajetes, pimientos del piquillo o sopa de ajo de primero, cochinillo asado, surtido de escabechados o bacalao Tiky de segundo y arroz con leche de postre. Pero amigos, el plato estrella de la gastronomía rachela (gentilicio de Covarrubias), de apetitoso nombre, es la olla podrida, cuyos ingredientes principales son alubia roja, chorizo, costilla adobada, morcilla de Covarrubias y tocino. En ese caso, se recomienda pedir de postre un biomanán y el café con sacarina.
Y cómo son las cosas, otro vínculo con nuestra guerra, ya menos obvio, es que Covarrubias también fue un ilustrador y pintor mexicano muy estimado entre los aficionados al tiki y lo tropical, en especial al ya mencionado Sr. Castaway, que es fans. Miguel Covarrubias, también fotógrafo y etnólogo, viajó por todo el mundo mostrando en su trabajo la vida cotidiana de varios grupos étnicos.
En fin, amigos, que nunca se sabe dónde puede aparecer Tiki, aunque sea en las formas más insospechadas.
Aloha,
Mr. I.
lunes, 13 de abril de 2009
La entrevista
domingo, 29 de marzo de 2009
Los Tiki Phantoms y el Ejército de las Calaveras
Aloha, amigos!
Nuestros amigos Los Tiki Phantoms, como os adelantábamos el otro día, sacan un álbum nuevo desde su primer lanzamiento hace tres años (eso si obviamos el EP Los Tiki Phantoms se van de marcha).
13 temas 13 nos trae este nuevo disco llamado Los Tiki Phantoms y el Ejército de las Calaveras. En la web de BCore podemos leer que el disco es mucho más rico compositivamente, que están más compenetrados y que Los Tiki Phantoms son la hostia, pero vamos, que todo esto ya lo sabemos. Lo que queríamos es más discos y más conciertos, y en eso estamos.
Entonces, para presentar su disco, a partir de la semana que viene los Tikis hacen una gira por toa España, que les llevará por Barcelona, Madrid, Tarragona, Sevilla, Málaga, Granada, Murcia, Alicante y algunos sitios más. Podéis ver la lista completa de fechas aquí.
Para ir calentando, os dejamos con su nuevo single, Estampida.
Por cierto, muchachos, muy bonitos los uniformes nuevos de generales calaveras.
Mr. I.
Nuestros amigos Los Tiki Phantoms, como os adelantábamos el otro día, sacan un álbum nuevo desde su primer lanzamiento hace tres años (eso si obviamos el EP Los Tiki Phantoms se van de marcha).
13 temas 13 nos trae este nuevo disco llamado Los Tiki Phantoms y el Ejército de las Calaveras. En la web de BCore podemos leer que el disco es mucho más rico compositivamente, que están más compenetrados y que Los Tiki Phantoms son la hostia, pero vamos, que todo esto ya lo sabemos. Lo que queríamos es más discos y más conciertos, y en eso estamos.
Entonces, para presentar su disco, a partir de la semana que viene los Tikis hacen una gira por toa España, que les llevará por Barcelona, Madrid, Tarragona, Sevilla, Málaga, Granada, Murcia, Alicante y algunos sitios más. Podéis ver la lista completa de fechas aquí.
Para ir calentando, os dejamos con su nuevo single, Estampida.
Por cierto, muchachos, muy bonitos los uniformes nuevos de generales calaveras.
Mr. I.
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