Hola de nuevo.
Encontramos el Voodoo Lounge medio por casualidad. Bueno, de hecho fue la madre de Lady Eve (de ahora en adelante Mamá) la que lo encontró. Nos llamó y dijo "He encontrado un bar tiki en Gijón, cerca del parque de Isabel la Católica. Lo que pasa es que estaba cerrado porque los dueños estaban en California en una convención de tatuajes." No sabemos muy bien de dónde sacó la información y si es fidedigna o no, pero ya nos dio buen rollo.
Así que cuando tuvimos un rato para allá que nos fuimos, Mamá, Lady Eve y un servidor de ustedes. Al pasar por delante y ver los rótulos del bar con una tipografía en plan retro-decó ya nos emocionamos, aunque detectáramos que no era un bar tiki al uso. Ellos se autodefinen más bien como un hotrodsurftikibar. Yo añadiría por alguna parte las partículas rock, tattoo, lowbrow, kustom y algunas más. Y es que, amigos, el Voodoo Lounge no es un escenario al que estéis acostumbrados, a no ser que viváis en South California.
Según Luis, uno de los dueños del bar, "Hemos hecho el local en el que queremos estar. Si viajamos a California y vamos a ciertos bares que nos gustan, ya no tenemos que explicar a nadie cómo son para que lo entiendan, que vengan y lo vean. Es una manera de traer ese ambiente hasta aquí." Y es que, de la misma manera que cuando vamos a un bar tiki nos trasladamos a Hawaii al cruzar la puerta, al entrar en el Voodoo viajamos a otro mundo. Tanto la decoración como la carta o la música, y por supuesto el personal, no son los habituales de los bares de rock de por aquí. En la decoración nos podemos encontrar los tapacubos de un Studebaker, una tabla de surf, una pintura de Rat Fink, leopardo, fotos de hot rods, tablas de skate pintadas, y por supuesto tattoo flashes, y casi todo hecho por ellos. También hay elementos tropicales muy bien puestos, como varios tikis y hula girls, qué os pensábais?
La carta de cocktails es bastante variada. No son los combinados tropicales de los que siempre hablamos, sino más bien clásicos. Lo que pasa es que en muchos, los nombres se customizan tomando un carácter nuevo. Así, nos encontramos con nombres como Life's a Bitch, Reverend Horton Heat o el ya mencionado Rat Fink (mi favorito!), por citar algunos de una larga carta, que también incluye una buena variedad de Daiquiris y Martinis.
Algunos cócteles son de creación propia, como el Aguafiestas, surgido de una turbulenta historia en el Savoy Club, que si quieren, que os la expliquen ellos, que yo no quiero líos ;) El caso es que Anais nos chiva la receta:
- 1,5 oz de vodka
- 1,5 oz de zumo de naranja
- 1 cucharada de azúcar
- cava
Mezclar el vodka, la naranja y el azúcar en una coctelera con hielo. Agitar bien y colar en una copa de champagne. Llenar la copa con cava y adornar con una cereza confitada. Anais insiste en que la cereza es importante, así que amigos, hacedle caso. Por cierto, la bebida se llama Aguafiestas porque te puede alegrar la noche o aguar la fiesta, depende de los que te tomes.
Además de tomar una copa en un buen ambiente, también podéis cenar algo saludable. Andrés nos explica: "En la mayoría de los sitios donde uno puede cenar algo rápido y a buen precio la comida está muy saturada de grasas y te deja el estómago con una sensación de refrito que te dura toda la noche. Queríamos ofrecer unos cuantos platos con ingredientes frescos, ligeros y saludables. Nuestra carta está inspirada en los bares del sur de California que tanto nos gustan." Así, podemos encontrar tamales, nachos y sobretodo, tacos. "Ofrecemos tacos de pescado, algo muy típico de la baja California, no los encuentras en ningún otro sitio", dice Luis. "Allí se usa un pescado hawaiano llamado mahi-mahi, así muy cabezón. Como aquí no se encuentra, usamos pez espada, que es muy parecido".
Y de postre hacen unos batidos la mar de ricos, si no preguntadle a Lady Eve.
La noche prosiguió en una larga conversación en la que pasamos por mil y un temas que me sería imposible resumir aquí, pero creo que llegamos a una serie de conclusiones. Lo importante en la vida es ser honesto y humilde. Hay que saber valorar lo que hace cada uno y saber escuchar. No hay que intentar aparentar nada que uno no sienta de verdad. Hay que buscar y aprovechar las casualidades. Si uno quiere algo tiene que currárselo. Y en fin, una serie de reflexiones de barra durante una noche de agosto que bien podrían formar un manifiesto para la mejora del entendimiento y la relación entre las personas, pero que no es necesario que toméis al dedillo. Lo que sí es un hecho es lo amables y lo acogedores que son estos tipos. Pasamos un rato muy agradable, y no suele ser fácil entrar en conexión con la gente tan rápido. Por eso me da la sensación que el Voodoo Lounge es uno de los bares donde más agusto nos hemos encontrado, porque uno está como en casa. De hecho, ahora que me doy cuenta, se parece bastante a nuestra casa.
De vez en cuando organizan fiestas temáticas, como la Tora Tora Sushi Party, que finalmente nos perdimos, en la que un cocinero amigo suyo estuvo haciendo sushi hasta las 4 de la mañana. "Las hacemos para divertirnos" dice Luis. Enseguida llegamos a la conclusión que el verano que viene tenemos que montar una fiesta tiki, a ver si somos capaces de mantener la propuesta.
También regentan una tienda de tatuajes, Trashville Tattoo, en Gijón. Después de tener otras tiendas (Luis lleva tatuando veinte años), abrieron Trashville hace siete años, y les va muy bien. No es un sitio donde a uno le metan en una cabina y venga un tipo muy serio a tatuarle y luego se vaya diciendo "pase usted por caja". En Trashville llegas, te sientas en un sofá, y hojeas unas revistas escuchando buena música (punk rock, eso sí). Luego te vas con Andrés o con Luis y hablas con ellos, les explicas lo que quieres, te aconsejan, te hacen pruebas, y mientras te tatúan te echas un rato de conversación, te tomas una cocacola, en fin, es una experiencia agradable, dejando de lado que hay un tío que te está perforando la piel. Ah, sí, lo sé "de buena tinta" (hehe, qué chiste más bueno) porque aproveché la tesitura para hacerme un apañillo. En la foto podéis ver a Andrés realizando un trabajo flamígero en mi pierna que luciré con orgullo en cuando me crezca el pelo.
A la pregunta de si el bar es el backyard de la tienda, me contestan que no, que son complementarios, forman parte del mismo concepto. La idea de fondo es que si hay algo que te apetece vivir y no está, hazlo tú mismo. Me gusta esa idea. Llevan la tienda de tattoo como quieren, tienen un bar como les gusta, arreglan sus propios coches (el de la foto es el Chevy de Luis)... se han creado un mundo propio que no tienen problema en compartir con nadie. Y tienen más proyectos para el futuro, que cuando se materializen os relataremos con detalle.
Y, en fin, desde aquí mandamos un abrazo fuerte a esta panda. De izquierda a derecha: Anais, Andrés, Andrea y Luis. Mahalo!!!
Mr. I.
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