Hola de nuevo!
Salimos del Bora Bora con la intención de comernos un bocata calamares en la calle Postas, un topicazo madrileño. El bocata y las cañejas cayeron rápidamente y nos dirigimos a la plaza de Santa Ana, donde encontramos después de muchos vistazos el Mauna Loa, en una esquina de la plaza. Íbamos dispuestos a hacer media hora de cola, ya que es un local bastante famoso y con mucha afluencia de público, al estilo del Kahala de Barcelona. Cuando entramos había una pequeña cola que aún se contenía de puertas para adentro pero que se disipó rápidamente gracias a la eficiencia de los camareros. En los tres minutos que estuvimos esperando divisamos en el primer saloncito, al lado de la entrada, el especial de la casa, como no, el Volcán (mauna loa significa en hawaiano "montaña de fuego"), servido humeante como el infierno (podéis verlo en la foto, el camarero lo está sirviendo y Lady Eve está muy contenta).
Este primer salón es el más luminoso y de decoración más variada, muy diferente al resto del bar. Como veis en la foto, tiene una barra, murales de tema hawaiano y bastante luz. También vimos periquitos sueltos dentro del local, cosa bastante curiosa, por cierto. Nos hicieron entrar y fuimos bajando, hasta llegar al piso -2. La decoración en estas profundidades es bastante "temática", por así decirlo, consecuente con el nombre del bar. Es rollo piedra volcánica por todas partes y con pequeños salones en plan gruta. Los asientos, en este caso, son de esos con cañas de bambú pero no especialmente incómodos. La iluminación consistía en unos apliques de bambú y mimbre que, fuera de contexto, pasaban por artesanía catalana de masia, pero ahí estaban muy bien puestos y quedaban discretos. También hay acuarios con peces por todas partes. El saloncito donde nos tocó era especialmente pequeño, había otra mesa y nosotros, y lo cierto es que era un pelín incómodo, acompañado de un sentimiento de no intimidad que no aportaba nada al confort de la estancia.
Nada más sentarnos trajeron a las chicas un lei de plastiquillo, una sombrilla de adorno y un clavel reventón. Pregunté al camarero qué había para los chicos y me contestó que la cuenta. Camarero:1 - Mr. Ivan:0. Pedimos un Volcán para tres y Lady Eve pidió otro cóctel cuyo nombre no podemos acordarnos pero que no le gustó mucho debido a su sabor a plátano. Tengo que decir que a mi el Volcán tampoco me entusiasmó, sobretodo al principio, porque no estaba muy frío. Hay que tener en cuenta que era enorme, ponle litro y medio de líquido, y claro, enfriar eso no es lo mismo que enfriar una bebida individual de medio litro. Aparte de la temperatura, estaba rico. Ron de Jamaica, de Martinica y zumos. Para mi gusto más dulce de la cuenta, pero hay a quien esto ya le va bien.
Los aperitivos eran curiosos: cacahuetes, quicos, aceitunas, rollitos de jamón dulce, lenguas de gato (de ésas de chocolate) y Filipinos. En la variedad está el buen gusto, vamos. Es una lástima, porque veníamos de cenar y no nos apetecía mucho, pero la cosa era bastante boyante para lo que estamos acostumbrados.
Un punto a favor del Mauna Loa es la música. En los bares hawaianos la música no suele acompañar. Habitualmente se pone pop-dance-reaggeton o alguna otra cosa que no tiene nada que ver con la Polinesia. Supongo que poner música mainstream atrae a más gente, pero siendo un pelín rigurosos tenemos que reconocer que no es lo que toca. En cambio aquí teníamos música exótica y hawaiana, con lo que estabamos un poco más ambientados.
En conclusión, es un buen sitio para visitar sobretodo si nunca se ha estado en un bar tiki, ya que es bastante espectacular. El problema es que, según como, puede agobiar un poquito, sobretodo si te toca en un sitio muy cerrado como el nuestro. Otra cosa a considerar es que si bien al entrar había más bien poca gente, cuano salimos la cola era considerable.
Si lo tuviéramos que comparar con el Bora Bora, diríamos que siendo dos bares con el mismo tema, son totalmente diferentes. Al Mauna Loa lo ideal es ir vestido con camisa aloha (ver foto arriba) y sandalias, en cambio al Bora Bora hay que ir con traje aunque sea encima de la camisa hortera. Podéis ver la diferencia que hay entre mi aspecto y el de Shag en la polaroid de la enrtada anterior, creo que es una buena comparación.
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