Hola, amigos de lo hortera.
Un Tiki Trip es un viajecito que realizamos los tiki-aficionados en el que intentamos absorber todo lo posible (relacionado con el pop polinesio) del lugar visitado. En consecuencia uno acaba absorbiendo varios rones, esta vez de manera literal.
Bueno, el caso es que el fin de semana pasado realizamos uno de estos viajecitos a Madrid. Internacionalmente, es decir, para los yankees, Barcelona (y alrededores) es la gran ciudad tiki del sur de Europa. La verdad es que en esta parte del litoral Mediterráneo hay bastantes puntos, quizá sea por aquello de que Catalunya y California se parecen en el clima, las maneras de la gente y todo eso. Pero Madrid, amigos, no se queda atrás por lo que hemos podido comprobar. Hay bastantes cosas que contaros, así que vayamos por partes. Empezaremos por Shag.
Josh Agle, también conocido por Shag (se juntan las dos últimas letras de su nombre y las dos primeras del apellido y bingo!), es un artista californiano cuyo trabajo se centra en temas de los que nos gustan: tikis, martinis, fiestas, hot rod, esqueletos y todo ello en unos escenarios que evocan la arquitectura y los interiores de la California de los 50.
Siguiendo los consejos de su padre, el joven Josh empezó a estudiar económicas, pero por el camino se dio cuenta de que el no quería trabajar de contable, así que cambió de rumbo y se puso a trabajar como ilustrador y diseñador mercenario, que de algo hay que comer. Y a mediados de los 90, mira por donde, conoció a Otto von Stroheim, editor de Tiki News en una luau que ayudó en la carrera de Shag como artista de verdad. Otto montó la primera exposición de Shag en el Cacao Coffee House de Santa Mónica.
Y bueno, a partir de ahí, la cosa fue muy bien para Shag. Ha publicado obra en un montón de revistas, ha trabajado para la Pantera Rosa en su 40 aniversario, para Disneyland, por mencionar unas cuantas. Tiene su propia serie de tipografías diseñada por House Industries (ya hablaremos de ellos otro día), e incluso un musical en Las Vegas, Shag With a Twist. Vamos, que sí, que le va muy bien.
Bueno, vamos a relatar un poco lo acontecido. Este viaje surgió porque vimos que Shag exponía en una galería de Madrid, Pelayo 47, en Chueca. Inmediatamente nos pusimos en contacto con la galería pare preguntar fechas, si el artista iba a estar en la inauguración y, en fin, para ver cuál era el panorama. Sí, Shag estaba, pero claro, la inauguración era el jueves, día que nosotros no podíamos estar ahí. Peeero resulta que la expo
era para celebrar el 25 aniversario de Madrid Comics, una librería muy recomendable, y que estaría firmando libros el viernes y el sábado. Así que venga, billetes de avión y pa Madrid que vamos.
Llegamos el viernes por la tarde a la expo. La sala resultó ser pequeñita, pero ideal para el tamaño de la expo, consistente en una serie de dibujos originales. Para mí fueron muy sorprendentes, porque eran a dos colores, y las pinturas de Shag suelen ser muy cromáticas. Siempre hay una gama de colores con una dirección clara, pero muy rica. En cambio, en este caso jugaba en todas las ilustraciones con negro y otro color muy luminoso, con lo que la línea y el equilibrio entre las dos manchas de color cobraban importancia respecto al lleno que vemos en el resto de su obra. Bah, no me quiero tirar el rollo de crítico de arte, no sé a quién pretendo engañar, pero podéis ver de lo que os estoy hablando en la web del artista o en la de la galería. La encargada de la sala fue mu amable con nosotros e incluso nos enseñó algunas piezas que estaban fuera de la exposición, todo un privilegio. Obviamente, los precios se nos escapaban, así que nos fuimos para la firma de libros con las ganas de algo para colgar en la pared.
Nos dirigimos a Madrid Comics reconozco que un poco nerviosos, después de todo es uno de nuestros artistas favoritos. Estaba bastante tranquilo en la planta de abajo de la tienda, por decirlo de alguna manera no había cola de gente con libros para firmar. El caso es que llegamos nosotros con un montón de libros y otras cosas para firmar y quiero pensar que le alegramos un poco. No sé, si yo soy un artista y me viene un tipo de la otra parte del mundo con todas esas cosas para firmar, a mí me alegra. El caso es que es un tipo encantador, en todo momento fue muy simpático, nos daba más o menos conversación (mi inglés fue el peor de los últimos años) sobre los bares tiki de Barcelona, los de Madrid, vasos tiki y cosas así. De algo había que hablar mientras se revelaba la polaroid que os muestro arriba :) Por cierto, aprovecho para presentarnos. Supongo que es fácil saber quién es quién: Lady Eve a la izquierda, Shag en el centro y un servidor de ustedes a la derecha.
Lady Eve, como muestra de gratitud por aguantarnos el ratito que estuvimos ahí, le regaló un bonito TIki Miki con incrustaciones en los ojos de cristales de Swarowski (es cierto, ella es así). Su reacción nos sorprendió, ya que cualquiera habría dicho "Oh, muchas gracias" y se lo habría echado al bolsillo. Pero lo que hizo fue, primero, preguntar si lo había hecho Eve, después lo abrió con muchísimo cuidado intentando no romper la etiqueta, guardándosela mientras decía "I'll keep this". Luego, visiblemente nervioso, le hizo un nudillo (debido a los nervios, le costó lo suyo) y se lo colgó al cuello. Claro, con esto se nos ganó de por vida. Adjuntamos fotos de la experiencia. Disculpad por la calidad de la Polaroid pero es lo que hay. De hecho, ésa es la gracia de las polas, que se vean mal :) Después de esta serie de anécdotas volvimos a la planta superior y salimos de la tienda. Pero ahí no acabó la cosa. En el escaparate se habían montado un chiringuito de cosas hechas por Josh de la colección particular del dueño de la tienda, con algunos objetos envidiables. Y también estaba la serigrafía hecha en edición limitada de 99 ejemplares para la ocasión al módico precio de 99€. Lo siento, pero no pudimos evitarlo, así que compramos la 88 de 99, volvimos a bajar para que nos la dedicara y ahí si que ya nos fuimos deshechos por el placer.
Puede que os de la sensación de que le idolatramos en exceso, pero como os he recalcado es uno de nuestros artistas favoritos. Pero llega un momento en el que lo que haga es lo de menos, es más el rollo que te transmite una persona. El tío fue tan agradable y tan majo que nuestro concepto de él ahora va más allá de su trabajo, nos dio una sensación muy cercana.
Os recomendamos un par de libros: en Shag: The Art of Josh Agle tenéis la mayor recopilación de sus trabajos publicada hasta la fecha. Es un gran libro, sólo que vosotros no lo tenéis dedicado con un dibujito de un vaso tiki, hehehe. Otra pequeña joya es Tiki Drinks, de Adam Rocke e ilustrado por Shag. En él tenéis un montón de recetas de cocktails. Shag nos recomendó el Singapore Sling, a ver si tengo un rato el fin de semana, lo preparo y os cuento qué tal.
Aloha,
Mr. I.
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