martes, 24 de julio de 2007

Tiki Trip: Lloret de Mar

En una discoteca de Lloret de Mar
había una chavalita y me invitó a fumar.
Yo vengo de la isla, de la isla de Japón
de fumarme cuatro porros que mi novia me invitó.
El porro es una cosa que me pone ciego
y poquito a poco me llevó al talego.
¡¡¡Talego talego ay que dolor
talego talego ay que dolooooor!!!


Así reza una canción del Pelos con los Marus que a mi me llega por tradición oral, de mi amigo de la adolescencia Jose Luís. Y es a Lloret donde fuimos de excursión, invitados por nuestra amiga Laia, el fin de semana pasado.

Varias son las cosas que nos atraen de tan característico lugar, principalmente el increíble ambiente playero-pop descaradamente enfocado hacia el desfase guiri y la explotación de todos los tópicos del turismo hedonista en el que se satisfacen los instintos más primitivos. Todo es fácil, accesible y barato para el extranjero que viene a echarse unos días de diversión cafre. Y nosotros no nos podíamos perder ese espectáculo.



Más allá de eso, y siguiendo la búsqueda del tiki, vemos que Lloret es un sitio con una gran infraestructura tiki. Los estampados "hawaianos" están por doquier, y muchos locales potencian este ambiente playero con una decoración tropical que roza lo polinesio. Y además tienen un bar oficialmente tiki, el Hula-Hula. Pero vamos por partes.



En la misma playa, en el extremo derecho mirando hacia el mar, destaca una coctelería 90% tiki llamada Mar i Tu. Decoración tropical a base de sombrillas de paja, palmeras de mentirijillas, muebles de bambú, y antorchas. Además, nada más llegar te dan un lei, y eso siempre está bien. Lo más destacable es el tamaño de los cócteles, que ronda el litro (es cierto). Los sirven en copas ENORMES que yo creo que no te acabas. Los cócteles no son clásicos tiki, sino Tequila Sunrise, Sex on the Beach y cosas así, tropicales pero más convencionales que los de los bares polinesios. Y en la decoración no vi ningún tiki. Así que un par de retoques en la decoración y en la carta de cócteles y tendríamos un perfecto chiringuito tiki que habría causado la envidia de cualquier californiano. Lástima.



Si seguimos caminando hasta el final de la playa y decidimos dar un breve paseo más allá de las rocas, rodeadas por un cómodo camino de piedra, nos espera una agradable sorpresa. A tres minutos del follón que supone la aglomeración de guiris con sus sombrillas y sus colchonetas nos encontramos con el Cala Banys, un elegante bar que se distribuye en varias terrazas al borde de un acantilado. El mobiliario de bambú se reparte por las espaciosas terrazas, rodeadas de una profunda vegetación que nos transporta a un lugar que, definitivamente, es otra cosa que el Lloret que hemos dejado detrás de las rocas. Además, en las dos ocasiones en las que estuvimos nosotros había muy poca gente, con lo cual da más esa sensación de exclusividad. La carta de cócteles era tradicional, desde un Dry Martini hasta un Mojito. Y tenían una extensísima carta de destilados, sobretodo de whiskies. Todo es bastante impresionante, sobretodo si no te lo esperas como era nuestro caso.

Ya volviendo a la realidad y entrada la noche, nos dirigimos al Hula-Hula, el hot-spot tiki de la Costa Brava. No os costará nada encontrarlo, está en una de las calles principales del centro. Bajamos las escaleras de la entrada y llegamos al bar. No es muy grande, desde luego no más grande que los bares que tenemos por Barcelona. El espacio se distribuye entre un salón cuadrado y un ala que se abre a la derecha. La decoración es bastante impresionante, tiene tikis por todas partes y una cascada en el centro del salón que da un aspecto bastante auténtico. Una vez más, encontramos muebles de bambú. En las paredes hay murales de wahinés en plan pinturas tahitianas, que si bien no son muy bonitos, dan un sensación muy polinesia. Eso sí, la música era un espanto, al menos para nuestro gusto, qué queréis que os diga, no nos va el reaggetón.



Encontramos mesa sin problemas, pero inmediatamente se nos sentaron demasiado cerca, digamos que compartiendo mesa, una tribu de guiris adolescentes rebosantes de hormonas. Enseguida nos dimos cuenta que éramos prácticamente los únicos clientes autóctonos y mayores de veinte años. El camarero, seguramente por ésto, nos atendió con una cierta deferencia y nos ofreció cambiarnos de mesa, ofreciéndonos otra un poco más apartada. Y se estaba mejor, aunque en realidad el ambiente general era el de los teenagers borrachos que invadían cualquier espacio. Lástima, pero es Lloret. Por ejemplo, en las mesas de al lado teníamos unas jovencitas visiblemente cargadas ejecutando bailes de cortejo (muy ridículos) ante las miradas cruzadas de otro grupo de guiris varones. Y en otra mesa cercana teníamos una pareja de autóctonos ya talluditos tomándose fotos a ellos mismos mientras hacían cosas raras con sus lenguas. Os aseguro que ni una mesa ni la otra ofrecían un espectáculo nada erótico.

Vimos la carta y estaba bastante bien surtida, y sin pensar mucho, pedí un Bali Hai, Lady Eve un Tangaroa y Laia un clásico sin alcohol: un San Francisco. Mi error fue fatal. Mi Bali Hai estaba increíblemente dulce, tengo que decir que me costó acabármelo. Y no es que no sepan mezclar bebidas, porque la de Lady Eve estaba bastante buena, fue mi mala suerte. Chicos y chicas, por favor, no pidáis un Bali Hai en el Hula Hula si queréis conservar vuestra salud. Fui a dar una vuelta por la barra y vi que tenían una muy buena selección de rones, lo que certificó que, efectivamente, si mi cóctel era imbebible fue por mi culpa. Pero tengo que decir en mi defensa que eso NO era un Bali Hai de verdad. Pero amigos, si hay un cóctel que triunfa entre la asistencia local, es el Escorpión, que todos sabemos que es para dos personas, y los compadres del norte de Europa iban a uno por barba. También sabemos todos la cantidad de alcohol que tiene esta dura mezcla. Eso explica muchas cosas.

Una cosa que me llamó mucho la atención es la cantidad de camareros que había. Conté seis, y os aseguro que el local no era ni de lejos tan grande como para necesitar tantos camareros. Y es obvio, porque estaban la mayoría del tiempo de conversación entre ellos sin hacer nada. Eso no me gusta, qué queréis que os diga. Un empleado de un bar no tiene que estar de palique, sino trabajando. Si la barra está limpia, la mojas y la vuelves a secar, si las botellas están ordenadas, las desordenas y las vuelves a poner en su sitio, pero tienes que estar haciendo algo, si no causa un efecto muy feo.

Y aprovechando que no estaban muy ocupados, tanteé el tema vasos con nuestro camarero. No perdáis el tiempo, no os van a vender nada, el dueño del bar es muy estricto con eso. Por otra parte, nos dió la sensación de que los vasos no eran de Pavón, sino copias de los modelos de éstos. Insisto, es una sensación, no puedo asegurarlo. Pero cuando nos trajeron los vasos a Lady Eve y a mí nos dieron una sensación rara, porque eran vasos como los de Pavón (tenemos esos modelos) pero nos parecieron algo extraños. Y además no tenían el sello de la empresa en el culo del vaso. Um, no sé, era raro. Pero bueno, gracias al rollo que le solté al camarero me regaló una coctelera con el logo del bar. Es de plástico, y las usan para servir algunos de los cócteles, pero es un bonito souvenir.

Resumiendo, el Hula-Hula es un bar bien situado, con una decoración muy trabajada, con una buena selección de cócteles, un servicio muy amable, pero un ambiente nada tiki, por la música y por la clientela garrula que nos tocó aguantar esa noche. Siento parecer muy radical, si alguien se siente ofendido que me disculpe, pero no es el tipo de ambiente que me gustaría asociar a un bar hawaiano.

En fin, que si no tenéis muchos planes para este verano, reservaos una noche de sábado en uno de los múltiples hotelillos de Lloret de Mar, pillad las chanclas y la colchoneta y dejaos los prejuicios en casa. Preparaos para disfrutar de lo lindo.

Aloha,

Mr. I.

2 comentarios:

El repartidor. dijo...

la cancion no es de los chichos es de el pelos con los marus.

Mr. Ivan dijo...

Ostras, Repartidor, pues gracias por la aclaración. Como pongo arriba, la fuente de la que me llega la canción es un poco borrosa...