Aloha a todos!
Ya han pasado unas semanas desde que volvimos de Ibiza. Y no han parado de venirme flashes de aquellos cuatro días de la Tiki Bar Summer School. La experiencia ha sido tan enriquecedora e intensa que va a ser difícil de explicar en un medio como éste. Pero bueno, para ambientaos, poneos algo de música exótica y preparaos un Zombie. Vamos allá.
La cita era a las 13:00 h. en el Bar Ítaca, en la playa de Sant Antoni. Delante del bar me encuentro con una panda de sospechosos con camisas aloha, y rápidamente nos identificamos y entablamos conversación. Nadie parece hablar español. Hay un montón de italianos, un holandés, un sueco...
Subimos al bar, donde Jozef Martiniak, Stanislav Vadrna y Beachbum Berry (en adelante Jozef, Stan y Jeff) nos reciben con un gran Aloha, un abrazo y un cóctel de bienvenida. Empezamos pronto. Mientras llega el resto de alumnos, nos quedamos embobados con una botella de Pimento Dram de verdad, de la marca alemana The Bitter Truth. Suena Martin Denny. Esto tiene buena pinta. Jeff reparte algunas chucherías, como postales, folletitos y pegatinas del Mai Kai, el Hukilau, sus libros... esas cosas que tanto nos gustan.
Un pequeño percance en aduanas hace que Jeff tenga que preparar los siropes de nuevo, provocando un ligero retraso que sirve para que nos vayamos conociendo. Y por fin, empezamos. Como introducción, Jeff nos explica la historia del tiki. Cómo el tiki bar, algo que hasta hace poco estaba bastante denostado, era en su momento álgido una experiencia de lujo, algo que no todo el mundo podía permitirse.
Repasamos también la trayectoria de los padres del invento: Donn Beach, Victor Bergeron, Steve Crane, Mariano Licudine, Ray Buhen, en fin. aquellos que sentaron las bases de la restauración tropical. De paso nos tomamos un Nui Nui y un Missionary's Downfall.
Después de un descansito para comer un bocata, Jeff nos llama a filas haciendo sonar una caracola. Y empieza el seminario sobre diseño de bares. Un bar tiki tiene que ser espectacular. Todo tiene que estar enfocado a crear una fantasía, a hacernos viajar y a olvidar lo que hay fuera. Tanto el exterior como el interior tiene que estar estudiado para que el cliente viva una experiencia inolvidable.
Para cerrar el día, Stan nos habla sobre vestuario. Si todos los aspectos de la construcción y la decoración de un bar son importantes, lo que lleven puesto los empleados no va a ser menos. Llevar ropa aloha no es simplemente ponerse estampados vistosos, sino que cada uno de estas piezas de ropa comunica una serie de valores y orígenes.
Al acabar la clase, Jeff y Stan nos ponen deberes. El último día habrá un examen teórico y otro práctico. Por un lado tenemos que explicar cómo sería el tiki bar de nuestros sueños. Por otro, elaboraremos una receta para un cocktail ibicenco. Nuestro cocktail debe tener un concepto detrás, y tendremos que pensar en historias e ingredientes de la isla. También hacemos planes para esa noche: la consigna es reunirnos en hora y media delante del Café del Mar.
Fuera de clase, y más relajados si cabe, nos reunimos en el punto de encuentro y vamos andando hasta Cala Gració, donde vemos nuestra primera puesta de sol en Ibiza mientras compartimos unas cervezas y una botella de Lemon Hart 151. Una manera increíble de acabar un día lleno de emociones.
lunes, 30 de agosto de 2010
miércoles, 4 de agosto de 2010
Papua Nueva Guinea en Barcelona
Aloha, amiguetes!
El domingo pasado Lady Eve y un servidor nos montamos en el Funicular de Montjuic para ir al Museu Etnològic, a ver la sección recientemente reinaugurada de Papua Nueva Guinea.
La muestra es una selección del material que los señores Eudald Serra y Albert Folch recopilaron en sus viajes a finales de los 60. Ríete tú de nuestros tiki trips. En la muestra podemos ver objetos cotidianos (algunos sorprendentes, como el tiki decanter de la foto de abajo, objetos rituales, armas y algunas figuras totémicas. Además de los antepasados de medio catálogo de Porcelanas Pavón y del logo de cierta cadena de restaurantes .
También hay un vídeo realizado por Xavier Vergés, la conexión papuense de los etnólogos catalanes. Es la mar de interesante, se nos muestran una serie de escenas costumbristas que los nativos papúes representan con más voluntad y humor que aptitudes dramáticas. Y la calidad de imagen y la sonorización están a la altura de lo que se espera. Amigos, si os gusta esto del tiki, sabréis apreciar el timbre de la voz en off, apostaría que es el mismo Vergés.
En fin, como se acercaba la hora de comer, nos fuimos con la promesa de volver pronto, ya que el resto del museo también es digno de visita.
Así que ya sabéis, si no tenéis mucha cosa que hacer los domingos por la tarde, acercaos a la montaña mágica, que es gratis.
Mr. I.
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