martes, 10 de noviembre de 2009
TROCHUT+APPARATU Vol. 1
El diseñador Alex Trochut y el estudio del ceramista Xavier Mañosa, Apparatu, se han unido de forma espontánea para crear una serie de colecciones de lo más inusuales.
Flotadores de cerámica con motivos inspirados en los despojos más extraños y desagradables provinentes del mar, otros con temáticas de cocktails de diferentes partes del mundo, y jarrones inspirados en las chaquetas más feas del planeta jamás diseñadas.
Trochut+Apparatu Vol.1 recoge una pequeña muestra de cada uno de los artistas y las colecciones que han creado conjuntamente.
Pues eso, que el amiguete Alex, junto a Xavier Mañosa, inaugura una expo este jueves (12 de noviembre) de piezas de cerámica decoradas con varios motivos. Uno de los temas son los cocktails, y me siento orgulloso partícipe del invento, ya que Alex me adoptó como asesor en esta materia. Uno de ellos, que podéis ver en la foto, está dedicado a los clásicos tiki. De izquierda a derecha: Mai Tai, Zombie, Scorpion Bowl, Fog Cutter y Navy Grog.
La cosa es que sin ser docto en el tema, Alex ha conseguido una ilustración de la cual cada detalle haría palidecer a muchos de esos "artistas tiki" que corren por ahí. A mi me deja ojiplático. Para que os hagáis una idea, os pongo un detalle.
Pues eso, que si os animáis, allí estaremos, en Otras Cosas de Villarrosàs a eso de las 8. Más info en la web de Otras cosas de Villarrosàs.
Mahalo,
Mr. I.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Tiki Trip: Berlin
Aloha amigos!
Seguimos al pie del cañón. Aprovecho esta señalada efemérides, el vigésimo aniversario de la caída del Muro, para relataros lo que fue nuestro reciente viaje a Berlín.
La capital germana es un buen destino para los tiki aficionados, pero lo era mucho más hace como un año. El pasado reciente del tiki en Berlín era rico, con su Trader Vic's y todo, como podéis ver arriba en la foto de mi amiguete Víctor, aunque cerró esta primavera en el reciclaje de locales que está haciendo Trader Vic's este año.
De todos modos, el mayor chasco nos lo llevamos con el Tiki Brett, el local que podéis ver en la foto de justo encima. Tiki Brett abrió en 2008, con parte de la decoración del también desaparecido Tabou Tiki Room, una leyenda local. Bueno, el caso es que en una fría y húmeda noche, caminamos dando vueltas hasta dar con la esquina del Classic Tattoo, estudio de tatuajes bajo el cual presuntamente se encontraba el bar. Después de buscar algún rótulo que me diera pistas, bajé unas escalericas que daban a un bareto de rocanrol, bastante guapo pero cero tiki, donde había dos tipos tatuados hasta las uñas que me explicaron que el Tiki Brett había cerrado un mes antes. Vaya por dios. Intentamos ir a cenar al White Trash Fast Food, también sin éxito porque estaba a tope, y acabamos por casualidad pero con mucha fortuna en la pizzeria punk I Due Forni. Unas pizzas increíbles en un ambiente digamos animado, lo más fácil es acabar compartiendo mesa con alguien.
Bueno, vamos con los sitios que sí están abiertos. Nada más llegar a la ciudad fuimos al Tiki Heart, en el distrito de Kreuzberg. Arriba bar-restaurante tiki, abajo tienda de chuminadas, al lado el Wild at Heart, garito de rocanrol. Subimos las escaleritas y entramos al local, divisando una estupenda mesa al fondo donde por primera vez nos sentamos en Berlin. la decoración del local es bastante profusa, con tikis enormes, y objetos chulos, pero le falta un poco de alma. Creo que tiene algo que ver con la pintura verde en la pared en lugar de recubrirla de bambú o tapa.
Después de mirar la carta, pedimos unos nachos más o menos decentes y unas hamburguesas bastante buenas (la mía era Lemmy style) que venían acompañadas de unas patatas asadas con las que se nos saltaron las lágrimas, porque estaban muy buenas, pero también porque quemaban.
Después de reposar la cena llegó la ronda de cocktails. La carta mezlaba clásicos tiki con tropicales en plan mojito-caipirinha. Pedimos unos Mai Tais, un Mojito y un Singapore Sling. El Mai Tai, que es la prueba del nivel de un bar, era Island Style, esto es, con zumo de piña y ron oscuro flotando. Esto no es necesariamente malo. El problema es que no tenía hielo. Así es, amigos, preparaban el cocktail con hielo, lo agitaban, pero luego lo colaban en un vaso enorme sin añadir el hielo. El sabor era bueno, equilibrado, pero a partir del tercer trago estaba calentico. Eso no, hombre. Con el Sling pasaba lo mismo. Por lo menos el mojito sí tenía algo de hielo.
Cerca del Tiki Heart está el Aloha Luau Lounge, probablemente el tiki bar más pequeño del mundo. Se ubica en la trastienda de la Galerie Knoth und Krüger, y abre jueves, viernes y sábados a las 20:00 h. El Aloha Luau es por una parte muy agradable, ya que es muy pequeño, con música exotica, algo no muy común actualmente, y los cócteles que ponen son las recetas originales de Trader Vic's y Don the Beachcomber. Es como el bar que nos montaríamos en una habitación vacía de casa.
Lo malo del Aloha Luau es que se puede fumar, cosa poco habitual en Berlín, y al ser tan pequeño, con una ventilación nula y estar a tope de gente, el ambiente es muy denso. No pude ni hacer una foto en condiciones ni hablar con el dueño, por eso pongo esta foto que he encontrado por ahí. Lo cierto es que refleja bastante bien la sensación que se tiene en el bar.
Rock-a-Tiki es la tienda de Martin, donde podéis comprar camisas aloha vintage, vinilos ocortaros el pelo. Martin además es un enamorado de España y es fácil verlo por los festivales de rocanroleo de por aquí, vendiendo o pinchando. Vale la pena una visita.
Aloha-Berlin es una tienda de cosas guays como frisbees, hula hoops y bicis cruiser con estética tiki. Sólo por ver las bicis vale la pena. Al ladito, en el Mauerpark, los domingos hay un mercado de trastos donde quién sabe lo que podéis encontrar, amigos. Yo por dos euritos me llevé una bandeja de bambú por lo menos de los 60 bastante digna.
En fin, como os he dicho para nuestro tiki trip hemos llegado unos meses tarde. Pero Berlín es una ciudad increíble, está en un momento muy bueno para visitar porque no está explotada turísticamente, el ambiente es muy libre y el consumo es muy barato. Pero hace bastante frío, mejor esperaos a la primavera, a riesgo de que cierren algún otro bar.
Aloha,
Mr. I.
Seguimos al pie del cañón. Aprovecho esta señalada efemérides, el vigésimo aniversario de la caída del Muro, para relataros lo que fue nuestro reciente viaje a Berlín.
La capital germana es un buen destino para los tiki aficionados, pero lo era mucho más hace como un año. El pasado reciente del tiki en Berlín era rico, con su Trader Vic's y todo, como podéis ver arriba en la foto de mi amiguete Víctor, aunque cerró esta primavera en el reciclaje de locales que está haciendo Trader Vic's este año.
De todos modos, el mayor chasco nos lo llevamos con el Tiki Brett, el local que podéis ver en la foto de justo encima. Tiki Brett abrió en 2008, con parte de la decoración del también desaparecido Tabou Tiki Room, una leyenda local. Bueno, el caso es que en una fría y húmeda noche, caminamos dando vueltas hasta dar con la esquina del Classic Tattoo, estudio de tatuajes bajo el cual presuntamente se encontraba el bar. Después de buscar algún rótulo que me diera pistas, bajé unas escalericas que daban a un bareto de rocanrol, bastante guapo pero cero tiki, donde había dos tipos tatuados hasta las uñas que me explicaron que el Tiki Brett había cerrado un mes antes. Vaya por dios. Intentamos ir a cenar al White Trash Fast Food, también sin éxito porque estaba a tope, y acabamos por casualidad pero con mucha fortuna en la pizzeria punk I Due Forni. Unas pizzas increíbles en un ambiente digamos animado, lo más fácil es acabar compartiendo mesa con alguien.
Bueno, vamos con los sitios que sí están abiertos. Nada más llegar a la ciudad fuimos al Tiki Heart, en el distrito de Kreuzberg. Arriba bar-restaurante tiki, abajo tienda de chuminadas, al lado el Wild at Heart, garito de rocanrol. Subimos las escaleritas y entramos al local, divisando una estupenda mesa al fondo donde por primera vez nos sentamos en Berlin. la decoración del local es bastante profusa, con tikis enormes, y objetos chulos, pero le falta un poco de alma. Creo que tiene algo que ver con la pintura verde en la pared en lugar de recubrirla de bambú o tapa.
Después de mirar la carta, pedimos unos nachos más o menos decentes y unas hamburguesas bastante buenas (la mía era Lemmy style) que venían acompañadas de unas patatas asadas con las que se nos saltaron las lágrimas, porque estaban muy buenas, pero también porque quemaban.
Después de reposar la cena llegó la ronda de cocktails. La carta mezlaba clásicos tiki con tropicales en plan mojito-caipirinha. Pedimos unos Mai Tais, un Mojito y un Singapore Sling. El Mai Tai, que es la prueba del nivel de un bar, era Island Style, esto es, con zumo de piña y ron oscuro flotando. Esto no es necesariamente malo. El problema es que no tenía hielo. Así es, amigos, preparaban el cocktail con hielo, lo agitaban, pero luego lo colaban en un vaso enorme sin añadir el hielo. El sabor era bueno, equilibrado, pero a partir del tercer trago estaba calentico. Eso no, hombre. Con el Sling pasaba lo mismo. Por lo menos el mojito sí tenía algo de hielo.
Cerca del Tiki Heart está el Aloha Luau Lounge, probablemente el tiki bar más pequeño del mundo. Se ubica en la trastienda de la Galerie Knoth und Krüger, y abre jueves, viernes y sábados a las 20:00 h. El Aloha Luau es por una parte muy agradable, ya que es muy pequeño, con música exotica, algo no muy común actualmente, y los cócteles que ponen son las recetas originales de Trader Vic's y Don the Beachcomber. Es como el bar que nos montaríamos en una habitación vacía de casa.
Lo malo del Aloha Luau es que se puede fumar, cosa poco habitual en Berlín, y al ser tan pequeño, con una ventilación nula y estar a tope de gente, el ambiente es muy denso. No pude ni hacer una foto en condiciones ni hablar con el dueño, por eso pongo esta foto que he encontrado por ahí. Lo cierto es que refleja bastante bien la sensación que se tiene en el bar.
Rock-a-Tiki es la tienda de Martin, donde podéis comprar camisas aloha vintage, vinilos ocortaros el pelo. Martin además es un enamorado de España y es fácil verlo por los festivales de rocanroleo de por aquí, vendiendo o pinchando. Vale la pena una visita.
Aloha-Berlin es una tienda de cosas guays como frisbees, hula hoops y bicis cruiser con estética tiki. Sólo por ver las bicis vale la pena. Al ladito, en el Mauerpark, los domingos hay un mercado de trastos donde quién sabe lo que podéis encontrar, amigos. Yo por dos euritos me llevé una bandeja de bambú por lo menos de los 60 bastante digna.
En fin, como os he dicho para nuestro tiki trip hemos llegado unos meses tarde. Pero Berlín es una ciudad increíble, está en un momento muy bueno para visitar porque no está explotada turísticamente, el ambiente es muy libre y el consumo es muy barato. Pero hace bastante frío, mejor esperaos a la primavera, a riesgo de que cierren algún otro bar.
Aloha,
Mr. I.
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