jueves, 7 de agosto de 2008
Los moais de la Semana Negra
Aloha!
Como el año pasado, estamos de vacaciones en Asturias. Es sabido por algunos miembros de la comunidad tiki ibérica que de vez en cuando por estas tierras aparecen tikis, pero hace poco hemos tenido la oportunidad de avistar algún moai, y eso es nuevo.
La Semana Negra de Gijón es un festival cultural organizado por Paco Ignacio Taibo II que gira en torno a la novela negra, en el que se mezclan eventos culturales con manifestaciones más lúdicas. Durante sus más de veinte años de historia se ha convertido en un festival de referencia en el panorama literario europeo.
En fin, volviendo a lo nuestro, cada año la novela negra adopta un tema para decorar el recinto y, de alguna manera, llamar la atención entre los asistentes al evento. Deben ser trastos grandes porque el recinto suele estar a tope y si no es así, no se ven. Y mira por donde, este año la organización ha decidido que el motivo decorativo sean nuestros queridos moais.
En la foto de arriba podemos ver a Arturo, uno de los tres moais (sus amigos se llaman Arturín y Arturete) en la playa de San Lorenzo tomando el sol unos días antes de la inauguración de la Semana Negra, cuando sería trasladado a las instalaciones de la feria en la playa de Poniente. Los tres moais, obra de Paco Pino y su equipo, son de tamaño natural. Miden hasta 11 metros y pesan entre 150 y 200 kilos. Pedazo de moais, sí señor. Como yo digo, si hacemos las cosas, vamos a hacerlas bien. Y abajo podemos ver a Arturo con su equipo de creadores.
Pues nada, nos vamos a la playa, que aunque ya han retirado los moais, al menos el agua está fresca.
Hasta luego!
Mr. I.
Save the Daiquiri!!!
Hola amiguetes.
El otro día mi amigo Jordi Embodas celebró en su casa una fiesta para celebrar que por fin ha publicado una tipografía que lleva diseñando desde que yo lo conozco, Orenga, y se puede comprar en Village. Felicitats, company!
Llevé el kit de supervivencia para hacer daiquiris en la fiesta, que en verano queda muy bien. El caso es que también venía Eduardo Manso, que es un maestro haciendo mojitos, le dimos una planta de menta, una botella de soda, y hala, a hacer cócteles, él mojitos y yo daiquiris. Tope habanero.
El caso es que yo iba por ahí preguntando al personal si querían un mojito o un daiquiri. Excepto un par de gallegos y un servidor, el resto "yo un mojito, yo un mojito". Me quedé con una pena terrible. Porqué nadie quería un daiquiri?
Últimamente, el mojito es omnipresente. Ha eclipsado cualquier otra bebida tropical, con permiso de la caipirinha. Me alegra que uno de los cócteles más bebidos en las noches de todo el mundo sea de ron, azúcar y limas, que son los tres pilares de mi alimentación, pero creo que esto va en detrimento de todos los demás cócteles. Probablemente nadie de los que pedía en la fiesta un mojito lo hiciera porque lo prefiere al daiquiri, sino porque probablemente, pocos se habían tomado uno. A los sumo alguno de fresa, pero no el clásico.
El daiquiri, del que ya hablamos en este blog, es la mínima expresión del cóctel de ron. Zumo de una lima, una onza y media de ron blanco y un poco de azúcar al gusto (para mí poco dulce, gracias). Agitar y listo. Es fácil de preparar, ingredientes sencillos, baratos, y de un sabor increíblemente intenso y refrescante. Y en una copa de cóctel, que es como se debe servir, queda muy elegante. Pues bien, no es suficiente, y ante la popularidad del mojito, mucho más suave y asequible a paladares no acostumbrados a beber ron a palo seco, como es el caso de un servidor, el daiquiri no tiene mucho tirón entre el grueso del público.
Y mira por donde, que estaba yo con estos pensamientos cuando me encuentro por casualidad en el Facebook, esa gran red social, una organización llamada Save the Daiquiri. Albricias! la "organización" pretende recuperar el cóctel clásico a través de su web, todavía medio en construcción, y con una serie de eventos y fiestas para promocionar tan respetable cóctel. En la página podéis encontrar su historia, recetas, fans ilustres del daiquiri y otras secciones más participativas a llenar en el futuro.
Pero espera un momento, hay algo raro... en las recetas nos piden rones agrícolas! Un daiquiri con ron de Martinica? Pero si se hace con ron cubano! (bueno, los yankis con Puerto Rican rum). Eso es porque es una campaña de nuestros amigos de Rhum Clement para promocionar sus productos. Sinceramente, no he probado un daiquiri con un agrícola, pero no sé yo si es lo más indicado.
De todos modos, si es por salvar al daiquiri, me parece estupendo, aunque al final sea una cuestión de marketing viral. Os invito a hacer descubrir a vuestros amigos, familiares y conocidos, los placeres del simple daiquiri.
Voy a tomarme uno. O varios. Okole Maluna,
Mr. I.
El otro día mi amigo Jordi Embodas celebró en su casa una fiesta para celebrar que por fin ha publicado una tipografía que lleva diseñando desde que yo lo conozco, Orenga, y se puede comprar en Village. Felicitats, company!
Llevé el kit de supervivencia para hacer daiquiris en la fiesta, que en verano queda muy bien. El caso es que también venía Eduardo Manso, que es un maestro haciendo mojitos, le dimos una planta de menta, una botella de soda, y hala, a hacer cócteles, él mojitos y yo daiquiris. Tope habanero.
El caso es que yo iba por ahí preguntando al personal si querían un mojito o un daiquiri. Excepto un par de gallegos y un servidor, el resto "yo un mojito, yo un mojito". Me quedé con una pena terrible. Porqué nadie quería un daiquiri?
Últimamente, el mojito es omnipresente. Ha eclipsado cualquier otra bebida tropical, con permiso de la caipirinha. Me alegra que uno de los cócteles más bebidos en las noches de todo el mundo sea de ron, azúcar y limas, que son los tres pilares de mi alimentación, pero creo que esto va en detrimento de todos los demás cócteles. Probablemente nadie de los que pedía en la fiesta un mojito lo hiciera porque lo prefiere al daiquiri, sino porque probablemente, pocos se habían tomado uno. A los sumo alguno de fresa, pero no el clásico.
El daiquiri, del que ya hablamos en este blog, es la mínima expresión del cóctel de ron. Zumo de una lima, una onza y media de ron blanco y un poco de azúcar al gusto (para mí poco dulce, gracias). Agitar y listo. Es fácil de preparar, ingredientes sencillos, baratos, y de un sabor increíblemente intenso y refrescante. Y en una copa de cóctel, que es como se debe servir, queda muy elegante. Pues bien, no es suficiente, y ante la popularidad del mojito, mucho más suave y asequible a paladares no acostumbrados a beber ron a palo seco, como es el caso de un servidor, el daiquiri no tiene mucho tirón entre el grueso del público.
Y mira por donde, que estaba yo con estos pensamientos cuando me encuentro por casualidad en el Facebook, esa gran red social, una organización llamada Save the Daiquiri. Albricias! la "organización" pretende recuperar el cóctel clásico a través de su web, todavía medio en construcción, y con una serie de eventos y fiestas para promocionar tan respetable cóctel. En la página podéis encontrar su historia, recetas, fans ilustres del daiquiri y otras secciones más participativas a llenar en el futuro.
Pero espera un momento, hay algo raro... en las recetas nos piden rones agrícolas! Un daiquiri con ron de Martinica? Pero si se hace con ron cubano! (bueno, los yankis con Puerto Rican rum). Eso es porque es una campaña de nuestros amigos de Rhum Clement para promocionar sus productos. Sinceramente, no he probado un daiquiri con un agrícola, pero no sé yo si es lo más indicado.
De todos modos, si es por salvar al daiquiri, me parece estupendo, aunque al final sea una cuestión de marketing viral. Os invito a hacer descubrir a vuestros amigos, familiares y conocidos, los placeres del simple daiquiri.
Voy a tomarme uno. O varios. Okole Maluna,
Mr. I.
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